Episodes, de Christopher Priest

EpisodesEn la reseña de The Gradual (2016) ya me mostraba sorprendido por el vigor creativo de Christopher Priest a lo largo de esta década. Si bien todavía no ha llegado a la fecundidad de los autores más prolijos, tras su aparición ha publicado dos nuevos libros: An American Story, una novela sobre el 11S y la disonancia entre las historias oficiales y las paralelas, y este Episodes, un volumen particularmente interesante. Supone su primera colección de relatos en mucho tiempo. De hecho, si descartamos The Dream Archipielago, el libro que recoge las historias breves que se desarrollan en este lugar narrativo, es su primer libro de relatos desde Un verano infinito, publicado en 1979. Hace justo 40 años.

Este pequeño acontecimiento encuentra explicación en uno de los textos de acompañamiento de Episodes. Priest reconoce que su inspiración casi siempre ha estado guiada por la escritura de novelas, y la mayor parte de sus escasos relatos surgieron después de un encargo. No es algo que tenga connotaciones negativas, pero sí llama la atención en un entorno tan dominado por la ficción breve como la ciencia ficción, un género al cual ha estado vinculado desde mediados de los 60. Y debo confesar que, a pesar de mis reservas dada la pequeña decepción con The Gradual, hay en Episodes material potente. Quizás no al nivel de Un verano infinito, una colección engendrada al inicio de su período de plenitud como escritor, en la fecunda tierra entre la ciencia ficción de inspiración wellsiana de Un mundo invertido y el fantástico de naturaleza más ambigua de La afirmación. Sin embargo en Episodes ofrece dos o tres piezas con enjundia suficiente como para recomendar su lectura.

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The Gradual, de Christopher Priest

The GradualThe Gradual (2016) es la última novela de Christopher Priest. Ha aparecido apenas tres años después de The Adjacent y cinco más tarde que The Islanders. Una muestra de cómo el autor de El glamour y El prestigio ha recuperado la creatividad tras una década de silencio. En este hecho ha sido esencial su regreso al Archipiélago del sueño, el mundo donde había situado durante los 70 un puñado de relatos y la mitad de la que para muchos es su mejor novela: La afirmación. Sin embargo en aquellas historias el Archipiélago era un simple telón de fondo apenas descrito para permitir avanzar a los personajes y sus dramas vitales. En este retorno ya en pleno siglo XXI, Priest se ha sentido en la necesidad de explorar su geografía, su sociedad, su pasado. Así es como entiendo The Islanders, un libro tan fascinante para los lectores mínimamente bregados en su obra como complicado de apreciar por el resto. Mi sorpresa está en cómo The Gradual profundiza en esta línea hasta convertirse en una indagación en uno de sus elementos fantásticos: el peculiar comportamiento del tiempo a lo largo y ancho de la geografía de las islas. Un tema que llega a dominar el avance de la novela.

Fiel a su estilo, Priest vuelve a la primera persona para dar voz a Alessandro Sussken, un músico de una de las dos naciones en guerra al norte del Archipiélago, Glaund. Sussken recuerda sus días de infancia, su separación de un hermano llamado a filas para servir a su nación, la evolución de su carrera profesional hasta convertirse en un compositor de éxito, su matrimonio… Con un sustrato realista, introduce disonancias en el desarrollo de esta historia  a las que regresará más adelante: su atracción por las islas, la fuente de su inspiración al escribir su música; la marcha de su hermano como parte de un batallón que tarda décadas en volver…

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