Fracasando por placer (XXXIV): Hablan algunas pioneras del fandom

TerMaenBarcelona1991

Como (ex) periodista, odio especialmente a los (ex) colegas que funcionan como Robert Kaplan. Este reportero estadounidense que escribe de forma refinada y sobre temas muy interesantes, tiene el defecto de saber antes de salir lo que se va a encontrar en sus viajes. Mientras Kapuściński decía aquello de que él iba y lo contaba, Kaplan en demasiadas ocasiones va y encuentra exactamente lo mismo que sus ideas previas de estadounidense pseudoizquierdosillo, bienintencionado pero prejuicioso, muy maniqueo, ya daba por seguro antes de partir.

He comentado alguna vez que me molestan ciertos comentarios que flotan en el ambiente sobre machismo en el fandom del pasado, porque si bien sé de sobra que siempre hay indeseables en cualquier ámbito, mi impresión es que el nuestro era un ambiente relativamente progresista en términos globales para lo que era la sociedad en su conjunto, y cuando se producían esos problemas era con un carácter puntual. Sin embargo, esa era mi impresión como varón y como señoro. ¿Podría estar equivocado? La única opción, si quería realmente tratar de forma justa el tema, era emprender viaje a esa era distante, los ochenta y noventa, pero como Kapuściński, no como Kaplan.

He decidido preguntar a unas cuantas mujeres de las que sí estaban allí, al pie del cañón, hace 25 o más años, cuando no sólo eran minoría, sino casi rareza. Entiendo que lo más correcto es que mi papel sea simplemente el de vehículo. No quiero cerrar con unas conclusiones ni nada que pudiera ser interpretado como condescendiente, no sólo por una cuestión de imagen. Admiro de veras como personas y en algunos casos también como creadoras a estas mujeres, viejas camaradas, que han tenido la amabilidad de responderme y se explican por sí mismas. Si alguien quiere encontrar algún sesgo en la elección de las entrevistadas, es fácil determinarlo: son las que conozco personalmente y que estaban allí. Había algunas más, pero mi impresión es que no fueron tan constantes, llegaron ya a comienzo de los 2000 (me vienen a la cabeza Gabriela Campbell, Felicidad Martínez, Lola Robles o Concepción Corrales, que es la única con la que he tenido trato en persona) o ya no están con nosotros (un recuerdo entrañable, una vez más, para Pilar y Gala, dos personas maravillosas).

Sólo decir que les remití el mismo cuestionario y que les dije que contestaran como desearan (de manera común, pregunta por pregunta) y que yo reproduciría su respuesta íntegra. Estas eran las cuestiones:

  1. ¿Cómo explicarías hoy que hubiera tan pocas mujeres en el fandom hace treinta años?
  2. ¿Cómo te sentías tú personalmente en ese ambiente?
  3. ¿Sufriste o presenciaste comportamientos machistas en el fandom? ¿De qué relevancia?
  4. ¿Te pesaba a la hora de participar en actos o acudir a congresos la posibilidad de vivir ese tipo de problemas?
  5. ¿Sabes de otras mujeres que no participaran más activamente por incidentes de este tipo?
  6. ¿Tuviste dificultades adicionales para publicar o en cualquier otro sentido en tu condición de mujer?
  7. Por supuesto, puedes añadir cualquier otra cosa al respecto que desees.

Y estas son las respuestas, ordenadas por apellido de las participantes para evitar suspicacias: Pilar Barba, Elia Barceló, Florence Behm, Marisa Cuesta, Adolfina García, Cristina Macía, Susana Vallejo y Cristina Xifra.

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Cuentos desde el Otro Lado, selección de Concepción Perea

Cuentos desde el Otro LadoHace unos meses recomendaba Verbum, la antología publicada en 2016 por Fata Libelli. Ese año apareció otro volumen de cuentos dedicado a la fantasía, la ciencia ficción y el terror escritos en castellano con un formato y relevancia equiparable: Cuentos desde el Otro Lado. Una antología seleccionada por Concepción Perea para Fábulas de Albión a modo de pequeño muestrario de escritores españoles contemporáneos. Sus páginas acogen docena y media de relatos de entre 10 y 20 páginas de extensión con una diversidad de voces adecuada para hacerse una idea del estado de estas temáticas y formato en España. En esa tarea de buscar elementos comunes en una iniciativa que se presenta como un catálogo de “Nueva Literatura Extraña”, me ha llamado la atención el perfil clásico de una mayoría de historias, en la forma y en el fondo, en muchos casos sostenidas sobre nociones conservadoras fieles a desarrollos muy arraigados y mínimos fogonazos de alguna inquietud en lo conceptual. Me reconozco incapaz de discernir las diferencias entre Cuentos desde el Otro Lado y la literatura que se publicaba hace más de una década en revistas y fanzines. Si exceptuamos el hecho de ver, por fin, más escritoras en la selección.

Por empezar por algún lugar, ese tono tradicional resulta innegable en “Menos 1890”, un thriller criminal en las calles del Gijón de finales del XIX. En su aproximación al registro de época que demanda un argumento dominado por elementos masones, Juan Ramón Biedma modera su discurso respecto al vigor y la frescura de sus novelas negras para, me temo, salir perdiendo en el cambalache. A “Menos 1890” le falta garra, en el fondo y en la forma. A su vez Luis Manuel Ruiz acentúa en “Ellos” el tono añejo de su discurso con un narrador obsesionado por unos maniquíes en los que cree ver deseos de suplantar a la humanidad. Contada en primera persona, la historia destaca por el ludismo subyacente, la consistencia de la voz narrativa y las dudas que se siembran sobre si realmente las cosas son como aparecen en el testimonio o estamos ante un producto de una mente perturbada. Siguiendo esta línea clásica, Ángel Luis Sucasas utiliza en “El retratista” a un pintor callejero para evocar sensaciones inherentes al acto de crear y los conflictos entre expectativas y resultado.

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