En este 2020 que nos ha dado un inesperado baño de ciencia ficción, es inevitable no sentirse todavía más amedrentado ante los peligros que se ciernen sobre el mundo contemporáneo. Una serie de cuestiones alentadas por aspectos políticos insensibles a su impacto, no ya sobre nuestro presente, incluso sobre nuestro futuro. Sin embargo, ahora que estamos todo el día hablando de nuevos métodos para crear vacunas, test de antígenos, responsabilidad social o las desigualdades sanitarias, estas amenazas han pasado a un tercer plano. Tal es el caso de las resistencias a los antibióticos, uno de los aspectos menos previsibles de ese sabotaje que el capitalismo supone para sí mismo, agravado cuando la conexión entre las causas y los efectos no resultan evidentes. En Super-bacterias, José Ramos Vivas (responsable del laboratorio de microbiología del hospital Marqués de Valdecilla de Santander) contextualiza este problema y trata las posibles soluciones para atenuarlo. Aunque está escrito con un estilo cercano a lo coloquial, con la mente puesta en la divulgación más básica, lo hace desde una profundidad en general satisfactoria salvo en un puñado de cuestiones aledañas en las cuales se queda en la superficie. Más o menos en la mayoría de capítulos ya pasados el ecuador, donde plantea cómo la deslocalización, la desigualdad o el calentamiento global recrudecen la situación.
El hilo conductor hasta esas últimas 100 páginas es un poco el que tiene que ser. Primero Ramos Vivas establece las características de la microbiota, el conjunto de bacterias que se localizan en los seres vivos pluricelulares, para después tratar los otros dos procesos más íntimamente relacionados con el problema: el origen de los antibióticos y cómo las bacterias generan su resistencia. Dos procesos íntimamente relacionados con procesos ajenos a la especie humana que nuestro uso de los antibióticos ha incrementado de maneras menos evidentes de las que suelen surgir en las conversaciones.