Las cuatro damas, Los nombres muertos, las dos primeras novelas Holmesianas de Rodolfo Martínez, Infierno nevado, Profundo, El joven Lovecraft… durante los últimos lustros las obras de “inspiración” Lovecraftiana también han arraigado en España hasta el punto de constituir un género en sí mismo. Se podría llegar a pensar que, a imagen y semejanza de las historias de espada y brujería a lo Conan, el número de combinaciones entre sus elementos son limitadas y leídas un par leídas todas. Sin embargo el material de partida es tan maleable y tan fácil de adaptar a cualquier lugar del espacio y el tiempo, que siempre resulta atractivo acercarse a ver los nuevos enfoques. Tal es el caso de Mataré a vuestros muertos.
Desde su primera página, Daniel Ausente establece las pautas del escenario. Una Barcelona urbana heredera de la temática quinqui de los años 80: vida en las calles, pisos donde se trapichea con droga, fiestas clandestinas en locales clausurados… Es una geografía abonada para pandilleros, madres coraje, estudiantes… gente de barrio enfrentada a un mal que ha vuelto a tomar forma tras años de inactividad. Y, puntualmente, introduce breves flashes del pasado a través de pasajes en primera persona, fragmentos a través de los cuales penetran narradores que escapan a esa perspectiva general.