Creo que el humor que mejor funciona es el que sale de la mayor desesperación. Partir del barro y el dolor para describir en tono humorístico una situación complicada y retratar una sociedad es un ejercicio muy complicado. Pero Vladímir Lórchenkov, el autor de Para llegar al otro lado, ha logrado los distintos objetivos que se plantea el libro: hacer reír, satirizar a un país que roza el absurdo, avasallar con imágenes asombrosas y sintetizar una narración de esta clase en menos de 200 páginas.
El libro parte del intento migratorio hacia Italia que trata de realizar gran parte de la sociedad moldava. Desde los pueblerinos más incultos al presidente de gobierno, todos quieren llegar a Roma y conseguir cualquier trabajo. Entre sus métodos, están dispuestos a pagar 4000 euros, estrellar aviones o fabricar un submarino en la estructura de un tractor. Lo que sea para atravesar las fronteras.
Moldavia es descrita como una república sin rumbo tras la caída de la Unión Soviética donde no hay presente ni futuro, sólo miseria, religión y una desesperación que es la gasolina de sus ciudadanos. Todos los protagonistas de esta narración coral son seres activos, llenos de ambición y que desprecian al país tanto como a sus compatriotas. Ninguno busca la absolución, prefieren la huída hacia esa Italia soñada que más parece en sus palabras el Imperio Romano que el país actual.