Hace año y medio leí Doctor Rat, premio mundial de Fantasía del año 1977 escrito por William Kotzwinkle y recién rescatado de un ostracismo de cuatro décadas por Navona Ediciones. De sus libros más conocidos quedaba pendiente la traducción de Fata Morgana. En este caso las expectativas no derivaban de un galardón sino de su inclusión en Fantasía. Las 100 mejores novelas en lengua inglesa, de David Pringle. Una lista menos polémica que su listado de ciencia ficción y siempre atractiva para descubrir obras eclipsadas por los grandes títulos cuya presencia ya se encarga de enfatizar el propio mercado. De nuevo ha sido Navona Ediciones quien ha solventado el asunto al publicar por primera vez en castellano (y catalán) un título cuya ausencia ahora me parece todavía más incomprensible.
Con una brevedad ajena a los cánones contemporáneos (apenas 200 páginas), Kotzwinkle recrea un folletín policiaco que nace y desemboca en el París en los años previos a la guerra franco-prusiana. Una ambientación decimonónica descrita con viveza y sensualidad mientras su protagonista se mueve entre los bajos fondos y las camarillas próximas a la corte del Emperador Luis Napoleón. La narración se inicia tras el fracaso de Paul Picard en aprehender al barón Mantes, un cruel asesino cuya persecución termina con el inspector al borde de la muerte. Tras su convalecencia, Picard recibe una nueva misión: investigar el pasado de Ric Lazare, un personaje en el centro del poder político gracias a una máquina que utiliza para leer la fortuna a la burguesía y la nobleza de la ciudad. La escasa información disponible, el miedo a su influencia y sus intenciones, preocupan al departamento de policía.