Siempre tengo la sensación de que nos cuesta abarcar todo lo que tenemos delante. Doris Lessing ganó el Nobel hace diez años y cuenta con varias obras que tocan la temática fantástica. Sin embargo, galardonada con el máximo reconocimiento que puede tener un escritor, no será nombrada si se le pregunta a cualquier aficionado al género. Cuando se me pidió un libro sobre algún autor olvidado, pensé en ella tras la campaña para que Margaret Atwood recibiese también el Nobel.
Memorias de una superviviente es un buen reflejo de la obra de Lessing. Una novela no muy larga, contundente en su propuesta y que utiliza un desencadenante llamativo para dialogar sobre lo que le interesa en realidad.
Doris Lessing parece una escritora desencantada con la humanidad. Tuvo una vida interesante y, como muchos otros autores, existe un manto de desesperación en todos sus personajes. La visión de sus obras tiende al pesimismo y en Memorias de una superviviente queda claro desde las primeras páginas de la narración que no vamos a esperar una salida positiva. En esta novela se encuentra una civilización que ha llegado al colapso, ya no hay autoridad ni una misión ideológica que ordene la sociedad, sólo supervivientes. Como uno de esos apocalipsis lentos que se nombran ahora, se relata la transición entre el final del paradigma social y el comienzo de una vida casi tribal en una ciudad de occidente.