Fracasando por placer (XXXI). La edad de oro. 1942-1943. Selección de Isaac Asimov y Martin H. Greenberg. Martínez Roca, 1989

Antes de La edad de oro

No he leído nunca nada respecto al enorme impacto que tuvieron en su momento las antologías realizadas por Asimov que se tradujeron como La Edad de Oro de la Ciencia Ficción, y que en su título original llevaban un «antes de» que aquí se perdió por cosas de la comercialidad. Me da la impresión de que fueron la verdadera vanguardia de la contrarreforma en el género, dada la relevancia de sus consecuencias. La primera, acostumbrarnos al tonillo asimoviano de prólogos autobiográficos faltos de pudor, que han sido (hasta este texto al que tiene la amabilidad de dedicar unos segundos, amigo lector) una constante en la ciencia ficción desde entonces. La segunda, asumir la ortodoxia de que la edad de oro comenzó con la llegada de Campbell a la dirección de Astounding, algo que los relatos presentes en «antes de» venía a confirmar porque serían los cuentos que hicieron a Asimov tilín en su adolescencia, aunque la mitad eran malos de solemnidad y del resto apenas cuatro o cinco realmente buenos. Y la última, impulsar el nacimiento de esta serie de libros que ahora vengo a comentar, La edad de oro en España y The Great SF Stories en USA, y de los que aquí tuvimos ediciones parciales hasta la selección de 1947.

Parciales porque, de libros que superaban las trescientas páginas, Alejo Cuervo eligió recoger cinco, seis cuentos nada más, uniendo de hecho (salvo en el caso de 1941) dos años en un solo volumen. La decisión me pareció en su momento, joven con vocación de historiador, bastante discutible, pero sólo hasta que tuve acceso al tomo Los grandes cuentos de ciencia ficción (1939), versión íntegra del correspondiente inglés y que publicó la argentina Editorial Sudamericana. En resumidas cuentas, la mayor parte de los relatos apestaban, y realmente la selección aparecida en España era válida y suficiente.

Más recientemente, Iberlibro mediante, he tenido la posibilidad de conseguir las ediciones en bolsillo de los años sucesivos, puesto que la serie se prolongó entre 1979 y 1992 (fecha de fallecimiento de Asimov) cubriendo cada año hasta 1963. Los he leído salteados, y mi impresión es que, en particular desde 1950, se podría recoger un tomo decente de cada uno. Cosa que jamás ocurrirá, claro. En cualquier caso, me ha servido para confirmar mi idea de que la edad de oro de la ciencia ficción, si hubo tal cosa, se produjo con el nacimiento de The Magazine of Fantasy & Science Fiction y Galaxy, que supusieron un cambio mucho más radical para el género que la mejora que introdujo John Campbell al frente de Astounding en 1939.

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Fracasando por placer (XIX): Antologías que más o menos pretendían ser globales y/o definitivas

New Está lleno de estrellas

Voy a ir un paso más en el comentario previo acerca de esa obsesión por hacer antologías tan propia de la ciencia ficción, centrándome en las que se han consagrado a presentar el género en su conjunto. Hay unas cuantas. Supongo que por un lado tienen gancho comercial dentro, y por otro pueden atraer a algún curioso completista de fuera. El caso es que van unas cuantas, y aunque ya hablé extensamente de la que tal vez sea la primera, Adventures in Time and Space, permítaseme un repaso breve a todas las que poseo, que creo que podrá ser útil a algún lector con el mismo tipo de trastorno psicológico (en realidad, lo hago porque seguro que aparece alguien que conoce otras que me faltan), o bien para quienes vayan a escribir un ensayo para un medio generalista sin tener ni idea de la historia del género y quieran tener la honradez intelectual de informarse mínimamente leyendo alguno de estos tochos.

Excluyo de este repaso a las antologías muy limitadas de alguna forma (a un año, a una revista, a un premio, a una temática), para ir a las que se supone que han escogido a calzón quitado los mejores relatos de la historia, o de un periodo suficientemente amplio, al parecer del seleccionador. También me salto las que han sido bautizadas en español con títulos rimbombantes pero en realidad se corresponden a contenidos menos ambiciosos: el caso más notable es el de Los mejores relatos de ciencia ficción, prologados por Narciso Ibáñez Serrador, que tuvo varias ediciones en Bruguera y se correspondía a dos antologías de buenos cuentos escogidos por Groff Conklin, puestas una detrás de otra.

Y no, no las he leído todas enteras, pero sí son para mí un muy útil material de referencia, por supuesto. Las coloco por orden de publicación original, aunque en muchas ocasiones tengo ediciones posteriores. Me abstengo de mencionar la ocasional inclusión de Cordwainer Smith por no insistir siempre en lo mismo.

Prepárense para el chaparrón de namedropping, estimados amigos, porque esta vez va a ser de órdago.  Sigue leyendo

Fracasando por placer (XI): Jóvenes cosmonautas. Selección de Isaac Asimov, Martin H. Greenberg y Charles G. Waugh. Colección El libro de bolsillo para lectores jóvenes nº 70. Ed. Labor, 1987

Jóvenes Cosmonautas

Cuando yo era un curtido y experto lector de ciencia ficción, con ese sofisticado nivel de certeza y seguridad en uno mismo que sólo se puede reunir a los quince o dieciséis años (aunque hay a quien le dura hasta bien entrada la mediana edad), despreciaba las cosas que se publicaban en las editoriales importantes. Si no tenía el marchamo de los sellos que realmente entendían de qué iba el tema (Martínez Roca, Edhasa, Acervo…), entonces era algo para el vulgo, adocenado. Mirémoslo por el lado bueno: gracias a eso ahora puedo disfrutar de buena parte de Stephen King, tras haberle despreciado cuando le leyó el resto de mi generación.

Otro objeto habitual de mis menosprecios eran las omnipresentes ediciones de lo que en resumen llamaremos «Cosas que firmaba Asimov». Esto no incluía las «cosas de Asimov que realmente importan», que habían sido publicadas originalmente por los sellos que realmente entendían de qué iba el tema (aquí se podía incluir a Bruguera, que estaba como a medio camino). Sino a toda una panoplia de productos firmados por el Buen Doctor.

Todos sabemos que Isaac Asimov se enorgulleció de haber publicado a lo largo de su vida más de quinientos libros. También sabemos que muchos fueron como este. Una antología recopilada por otros dos señores, los colaboradores habituales, para la que él escribía un textito como de folio y medio, amparado en el hecho de que desde hacía unos años siempre nos hacían gracia sus textitos. En realidad, no es cierto: es lo que pensaban él y sus editores, dado que nos habían hecho gracia las presentaciones de los relatos en sus propias antologías y en los volúmenes históricos que aquí se tradujeron como La Edad de Oro de la Ciencia Ficción, y que en realidad se titulaban Antes de la Edad de Oro de la Ciencia Ficción. (No recuerdo a qué asistente de la antigua Tertulia de Madrid, posiblemente León Arsenal que era el más ocurrente en ese tipo de salidas, le preguntaron una vez cuál era para él la edad de oro de la ciencia ficción. «Los doce años», fue la respuesta). Pero los textos que acompañan la mayor parte de las 117 antologías (dato que encuentro en la red y cuya fiabilidad dejo en entredicho) que co-firmó son en su mayoría puro rellenazo. Tópicos y naderías, sin olvidar la misma clase de anécdotas un poco majaderas de las que ya hablé en mi texto previo sobre su revista. El que abre esta antología, por ejemplo, es uno de esos compendios de lugares comunes bienintencionados y vacíos sobre el que no tiene sentido extenderse más.

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