Muchos de los lectores sabrán que antes de dedicarse por completo a la ciencia ficción, Philip K. Dick escribió otras novelas que no llegó a publicar. Novelas realistas, deprimentes y alguna con cierto interés. Pero seguramente pocos sabían hasta hace poco que en 1968 también trató de publicar una novela juvenil: Nick y el Glimmung.
Esta breve novela de Philip K. Dick fue escrita en uno de sus periodos más lúcidos, en los años de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, Ubik o Gestarescala. Sobre todo, se pueden encontrar algunos puntos de conexión con esta última. Si alguien se pregunta el interés de Nick y el Glimmung más allá de conocer otra obra de Dick, la verdad es que es una novela entretenida con algunos momentos divertidos y el característico final de un autor que en demasiadas ocasiones parecía no prever el desenlace y lo cerraba como podía. Pero es innegable que tiene mayor interés para quien esté familiarizado con la obra del autor californiano.
Su premisa es sencilla. En una Tierra “extremadamente superpoblada” se prohíbe tener mascotas. Cuando descubren que la familia de Nick vive con su gato Horace, quieren llevárselo, por lo que deciden emigrar con la mascota al Planeta del Labrador. Tras viajar en nave espacial, encuentran un planeta boscoso con un hábitat ligeramente hostil donde varias especies interactuarán con ellos de distintas formas: habrá quienes sean claramente molestos, otros más cariñosos y algunos tratarán de hacer negocio con la familia humana. Para añadir mayor dimensión, hay especies que mantienen una antiquísima guerra entre ellos.