Estamos ante un libro realmente peculiar. Un intento por parte de un escritor serio, con fama de culto y exquisito, por escribir ciencia ficción. Circunstancia, cuando menos, sorprendente. No porque sea el primero en hacerlo; sólo hay que ver las novelas aparecidas el año pasado de autores como Roth, Ishiguro o Casariego, sino porque es un esfuerzo consciente y explícito; Cunningham tiene como modelos tanto a Virginia Wolf como a Ursula K. Le Guin y de esta extraña mezcla sale Días memorables, un libro realmente memorable pero que también pose un cierto aire de extrañeza.
Desde luego, el punto de partida es tan caprichoso como interesante: un fix up de tres novelas cortas cuyo único punto en común son la poesía de Walt Whitman, como eje explicativo del mundo, y la ciudad de Nueva York, una ambientada en el futuro, otra en el presente y otra en el pasado.