A veces basta coger cualquier libro y leer unos párrafos sueltos para comprobar si el autor escribe bien, si su dominio del lenguaje pasa de la media habitual, o si es capaz de mantener un nivel narrativo que merezca la pena. Bien, les invito a realizar la prueba con El cielo de Lima; ábranlo por cualquier página y lean un par de párrafos. Es muy probable que después compren el libro.
La novela nace de una anécdota real: la correspondencia que mantuvieron dos jóvenes peruanos con el poeta Juan Ramón Jiménez. Simularon ser una mujer –a la que dieron el nombre de Georgina Hübner– de la que el poeta llegaría a enamorarse, o al menos mostraría gran interés por visitar, y a la que incluso acabaría dedicando el poema “Carta a Georgina Hübner en el cielo de Lima”. Partiendo de una anécdota tan interesante, Juan Gómez Bárcena escribe su propia ficción de los hechos.