Intentar poner un poco de orden en el caos de la subcultura, y en todas las ramas que se derivan de ella, es una tarea al alcance de muy pocos. Hay que tener un conocimiento profundo de la materia, sí, pero también una comprensión cabal de un fenómeno que va más allá de sus mitos, y que, con presencia en parcelas artísticas y culturales muy diferentes, está siempre en perpetuo cambio. La indisimulada presión social sobre el colectivo friki tampoco es fácil de soslayar. Pero la ensayista Cristina Martínez, especialista en la cultura de masas de nuestro tiempo (aunque no sólo de nuestro tiempo), ha conseguido lo que parecía imposible: escribir un ensayo que estructure, vertebre, dé forma e ilumine una masa social tan idiosincrásica, tan escurridiza, como el fandom y lo que desde hace años se conoce como ‘cultura friki’. Ha demostrado ser una excelente conocedora de las distintas tendencias y mutaciones tanto del frikismo internacional como del nacional, y saber pensarlas y contextualizarlas para su mejor entendimiento. Su libro es un análisis de lo friki, un repaso histórico y un intento constructivo –y logrado– de entender un creciente fenómeno social.
Lo primero que veremos al leer Dentro del laberinto es que la mirada de la autora es limpia: no hay condescendencia ni tolerancia voluntariosa, tampoco hay glorificación acrítica ni, desde luego, desprecio o clasismo cultural alguno. (A todos los clasistas culturales, por otra parte, les recomendaría perderse entre las páginas de Dentro del laberinto friki. Una mirada sociológica a la cultura friki en España, y, después, entre las páginas de Neoculto, un libro colectivo de 2012 sobre el nuevo cine de culto). Valiente, Martínez nos regala su propia definición de algo tan difícil de constreñir como el fandom (página 24), y un detenimiento particular para cada aspecto concreto del frikismo.