Hipótesis sobre la ciencia ficción española

Historia y antología de la ciencia ficción españolaQuizá la clave de la ciencia ficción española esté agazapada en una inocente frase de uno de sus más notables ejemplos. Cogemos En el día de hoy, de Jesús Torbado, ucronía en la que el ejército republicano gana la guerra civil, y leemos: “La gente siempre ha querido en España trabajar y comer, no llegar a la Luna”. Este pragmatismo telúrico, atávico, explica parte del rechazo que siente el público lector por el género, parte de la desconfianza que despiertan sus colores y sus formas en el público mayoritario. Como es (o puede ser), un tema delicado, hay que matizar. ¿Qué quieres decir con esa arrogancia de “la clave de la ciencia ficción española”? Lo que quiero decir es que, si no hemos dado un corpus literario comparable al de otras literaturas, y si, pese a que la ciencia ficción entró en España y en el idioma hace ya décadas, no ha acabado de arraigar como sí hicieron, en cambio, otros géneros literarios, la explicación quizá esté ahí, latente e implícita, en la anecdótica frase de una buena novela del género.

No tengo ninguna intención de provocar ni quieren estas páginas (virtuales) ser un aguijonazo de forastero esnob. No tengo el más mínimo interés en picar a nadie. Pero si pensamos en la ciencia ficción española, si desprejuiciamos la mirada e intentamos abarcar sus logros y su raigambre desde unas coordenadas trazadas con los pies en el suelo, tendremos que hacerlo sin los voluntarismos ni los deliquios del fanático cantor que adora sin freno. El fándom tiene que alejarse del fándom.

En España la ciencia ficción no gusta mucho. En general, no gusta mucho; es en los entornos de la periferia cultural donde empieza a gustar. Y en España se escribe buena ciencia ficción, sin duda: hay obras y nombres propios admirables, sí, pero no ha arraigado ni hay un corpus de autores que hagan de ella una gran literatura de género. Repito: esto no quiere decir que no haya muy buenos escritores y escritoras –los y las hay–, como tampoco quiere decir que no haya buenos cuentos y novelas –los y las hay–; quiere decir lo que quiere decir. Que aún nos falta subir algunos peldaños más para llegar adonde han llegado otras literaturas.

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Homo Tenuis, de Francisco Jota-Pérez

Homo tenuisTrabajar con adolescentes te expone a una continua doctrina del shock. Frases hechas, música, lecturas, series de televisión, uso de la tecnología, neologismos… El lapso generacional es el pan de cada día. Uno de los momentos más extraños del curso pasado me golpeó cuando escuché a un grupo de primero de la ESO hablar del Slender Man y los creepypastas; ficciones de terror que pululan por foros de internet, se copian, modifican y pegan sin descanso, creciendo y alterándose como si viviéramos en Pripyat bajo la invisible acción radiactiva de Chernobyl.

Lo más chocante fue comprobar lo extendido del asunto. Pocos chavales desconocían la figura del Slender Man a través de alguna de sus múltiples manifestaciones: vídeos de internet, aparición en videojuegos, fotografías… Meses más tarde pude ver el documental sobre esta criatura estrenado en la HBO y me sacudió la dimensión real por el cual llegó a los medios de comunicación: la insólita historia detrás del apuñalamiento de una adolescente en EE.UU. por parte de dos compañeras. La emisión de ese documental fue precedido de la publicación por parte de Gas Mask de Homo Tenuis, de Francisco Jota-Pérez, con un mismo punto de partida y un formato muy cuidado. Sobre todo por una maquetación que ha afilado su personalidad gracias a unas ilustraciones y fotografías en blanco y negro, y un fantástico uso de las tramas. Posee una textura de fanzine underground en perfecta simbiosis con la hiperstición, el concepto sobre el cual gravita su contenido.

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Pasaje a las dehesas de invierno, de Francisco Jota-Pérez

Paisaje de las dehesas de inviernoMeses después de leer Aceldama, me encuentro delante de otra obra de Francisco Jota-Pérez: Pasaje a las dehesas de invierno. El autor, que parece moverse muy bien entre editoriales y puede empezar a presumir de prolífico, ha publicado en esta ocasión con la recién nacida Esdrújula Ediciones.

Resumir una novela de Francisco Jota-Pérez se hace harto complicado y es algo a lo que tampoco veo demasiado sentido, para eso están la prensa y la cubierta trasera, por lo que me centraré en otros aspectos. La narración de Pasaje a las dehesas de invierno está sostenida sobre la bruja Assumpta Serrano, una convincente y violenta mujer con tantas inquietudes como trabajos y que sirve como planeta sobre el que orbitan los múltiples temas que se abordan. Como viene siendo habitual en la trayectoria del autor, el entorno y los espacios de la novela son tan o más importante que la narración o los personajes. En esta ocasión vuelve a una Barcelona más o menos contemporánea salpicada de misterio por la capacidad cognitiva que muestran los personajes ante ella.

¿Qué nos ofrece el autor con esta nueva obra? Lo primero es una puerta de entrada más amplia de lo habitual para los lectores que desconocen su prosa. Es fácil agarrarse al personaje de Assumpta Serrano y recorrer la marejada que nos sacudirá durante las 170 páginas de lectura. Desde la primera frase ya avisa la voz narradora: “No eres más que una parte de mí”. Creo que aquí está el gran acierto de la novela; si en Aceldama echaba en falta un amarre, aquí existe.

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Aceldama, de Francisco Jota-Pérez

AceldamaLo primero que debo comentar es que me considero seguidor y admirador de la obra de Francisco Jota-Pérez. Llevo casi una década leyendo sus libros y pocas veces me he sentido decepcionado. Así que al entrar, o sumergirme, en Aceldama sabía que su estilo y temática me interesaban. Digo esto porque veo aconsejable una breve documentación previa sobre la obra y estilo de Francisco Jota-Pérez antes de su lectura. Me atrevo a afirmar que nadie acaba sus libros con indiferencia: o encantan o se sale rebotado.

Aceldama es la Barcelona de un futuro no demasiado lejano, teñida de un punto onírico y gran subjetivismo por parte del narrador. Es una sociedad donde la tecnología ha avanzado más allá de la comprensión del ciudadano y el desasosiego resulta inherente. La ciudad va camino de lo incierto, y el autor en vez de narrarlo al detalle decide pincelar con decenas de apuntes que desconciertan y provocan ensoñación. Él deja pistas y es el lector quien decide si indagar y/o entender. Existen demasiadas referencias (alquimia, psicogeografía, nanotecnología, boxeo) y la labor de los protagonistas es convertirse en piezas esenciales para entender el mensaje y sometimiento a la psique que supone entrar en el enjambre Barcelona/Aceldama.

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