Hoy en día Internet nos ofrece un repositorio de información prácticamente inabarcable, en el que podemos encontrar desde datos en tiempo real sobre acontecimientos mundiales, hasta los detalles más arbitrarios sobre el tema que deseemos explorar. Sólo es necesaria algo de paciencia y saber dónde buscar. Si echamos la vista atrás hasta hace apenas unos diez años, puede parecernos que vivíamos en una especie de edad oscura en la que era habitual manejarnos con mastodónticos volúmenes de enciclopedia para poder redactar esos pesados trabajos que nos encargaban nuestros sádicos profesores.
El mundo de la cultura ha sido una de las áreas donde este cambio ha supuesto un mayor impacto, la Red nos permite extraer toneladas de información actualizada en pocos minutos sobre cualquier asunto, las comunidades globales se han erigido como grupos de opinión teóricamente independientes a las que cada vez acceden más usuarios para orientarse. En este contexto las publicaciones clásicas, tanto revistas especializadas como obras o ensayos analíticos, corren serio peligro de obsolescencia. Sin embargo el medio impreso todavía puede ofrecer valor añadido, especialmente a través de la búsqueda de la calidad y fiabilidad en sus contenidos, que se manifiestan de forma muy heterogénea en el medio digital.