Tremenda decepción me llevé el sábado con Extraterrestre, la película de Nacho Vigalondo estrenada hace una semana. No es sólo que disfrutase mucho más con Los cronocrímenes, un film que apostaba sin ambages por el género como mecanismo para contar historias… Venía empujada con mucho viento limpio: (cierto) éxito en varios festivales, una promoción bastante inteligente, opiniones muy positivas el día del estreno… Pero me resulta difícil compartir ese entusiasmo que ha despertado.
Parto de la base que percibo en Extaterrestre un déficit, bien de dirección de actores, bien de casting, que neutraliza o impide la química que debiera existir entre la pareja protagonista. Además Michelle Jenner tiene todavía mucho que aprender sobre el arte de la actuación, al menos en el campo de la comedia. Sosa, a ratos rozando lo hierático (eso sí, abriendo los ojos y la boca cuando se tercia), no trasmite emociones, como si se hubiera quedado atorada en la primera fase que atraviesa su personaje, Julia, incómoda ante la presencia en su piso del “extraterrestre” del título: Julio (Julián Villagrán). Bastante más entonado como el intruso torpe, pasmado y liante que, un domingo a media tarde, despierta fuera de lugar para descubrir que Madrid ha sido evacuada tras la llegada de una gigantesca alienígena. Obviamente, se hace complicado entender la atracción que surge entre ambos, más allá de lo que haya ocurrido la noche anterior (y que ninguno de los dos aparentemente recuerda), lo que lastra la parte de comedia romántica que pretender ser Extraterrestre.