Desde hace pocos años hemos asistido al surgimiento de un puñado de nuevas editoriales que, tras un largo periodo de sequía de novedades literarias en el género, han venido a ofrecer una gran variedad de nuevos títulos. La Factoría de Ideas fue una de esas nuevas apuestas y, a día de hoy, se puede enorgullecer de haber publicado más de cincuenta novelas en su sello Solaris Ficción. Su línea editorial para la colección parece haberse centrado principalmente en la nueva space opera, aunque también ha reeditado varios clásicos y se ha adentrado en otro tipo de subgéneros.
En esa decidida apuesta por la space opera, una temática que llevaba algún tiempo estancada, han dado a conocer a una nueva generación de autores ingleses que la están revitalizando. Por nombrar a unos cuantos, a esta generación pertenecen Iain M. Banks, Ken MacLeod, China Miéville, Charles Stross o el mismo Alastair Reynolds. Parece ser que la consigna de este nuevo movimiento, que ha venido a ser llamado New Thing, es la fusión de estilos tan dispares como el gótico, la novela de aventuras, la especulación hard, el realismo más sucio y la fantasía épica. Los resultados han sido desiguales en función de cada autor y obra, pero ahora vamos a hablar del libro que nos ocupa.