En busca de Philip K. Dick, de Anne R. Dick

En busca de Philip K. DickNo me atrevería a llamarlo biografía. En busca de Philip K. Dick, de Anne R. Dick –que firma con el apellido prestado– entra y sale de varios géneros, con menos intención que naturalidad, hasta el punto de fijar su inicio no en el nacimiento de Philip K. Dick, como cabría esperar, sino en 1958, cuando Anne y Phil se conocieron, y en ese sentido es menos una biografía que una memoria de su vida compartida. Como tal memoria que es, no es solo un complemento a la literatura crítica sobre Dick: En busca de Philip K. Dick es una grabación en super-8 de nuestro autor sentado una tarde de verano en el salón de su casa. (Si le he llamado Phil es porque la misma autora usa el diminutivo para referirse a él; a ella la citaré por el nombre de pila para diferenciarla de las menciones a Dick, Philip K.).

Anne da menos contexto e indaga menos en la infancia de Dick que Emmanuel Carrère en Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos. Porque no estamos ante un libro sobre Dick, en realidad, sino ante uno de Anne sobre ella misma, sobre cómo era Phil en casa y sobre cómo era el vivir con él, sobre cómo le veía, y en ese sentido es un tipo de texto nuevo, diferente, sobre cómo vive un escritor, y sobre cómo influyen sus derivas emocionales en la gente de su entorno. Hay menos palos a Dick de lo que podríamos esperar, y el tono de Anne es, a veces, como el de esa persona que quiere justificarse, o el de esa persona que quiere dejarse bien a sí misma y desdecir lo que otros han escrito sobre ella (aunque sea bajo la distorsión literaria de unos personajes novelescos). Todo esto es comprensible dada la imagen, algo brusca y tiránica, que tenemos de ella si leemos a Carrère o si sabemos encontrar las alusiones a ella en las novelas de Dick.

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