El cártel, de Don Winslow

El cártel, de Don WinslowEl premio RBA de novela criminal roza el esperpento. Basta mirar su palmarés para observar su tendencia a premiar a escritores de relumbrón, cabe pensar con vistas a rentabilizar los 125000€ del galardón. Una cantidad exagerada para los estándares del mercado español, ahora mismo a priori apenas recuperables si te llamas Planeta y tienes un premio que se compra como se compra la lotería de Navidad o las flores por un aniversario. Por costumbre. Philip Kerr, Patricia Cornwell o Michael Connelly son algunos de los sorprendentes “agraciados”, en una lista que parece una especie de Dream Team de la novela criminal de comienzos del siglo XXI, sin espacio para un Chris Laettner de la vida. En este contexto no se hace extraño ver cómo para la edición de 2015 atrajeron al redil a Don Wilson, el autor de la celebrada El poder del perro. Lo realmente llamativo está en la novela agenciada para la ocasión: la continuación de su magnum opus. Una sorpresa que apenas debe llegar a los pies de la de su anterior editor en España Penguin Random House.

El poder del perro era un todo cerrado con un planteamiento, una presentación de personajes, una evolución, un marco temporal amplio y una estructura determinada que conducía a un desenlace sin discusión. Se sostiene como una obra completa. El cártel es una continuación en toda regla; parte necesariamente de aquellos personajes y sucesos para comenzar a construir su historia. De hecho Winslow jamás trata de minimizarlo: la situación donde se hayan sus dos factótum, el monarca del narco Adam Barrera y el justiciero de la DEA Art Keller, no se entiende sin haber leído El poder del perro. Una secuencia en la que El cártel tiene las de perder.

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Bandidos, de Elmore Leonard

Bandidos

Bandidos

La reciente muerte de Elmore Leonard me llevó a mirar una de las estanterías-Pila (así está el tema, oigan) y observar que había acumulado un puñado de sus novelas sin haber leído ninguna. Puesto a poner fin a este desconocimiento, agarré la que se encontraba más a la izquierda: Bandidos. Tras terminarla, indagando un poco, me he dado cuenta que no está considerada una de sus mejores obras; de hecho todavía no ha sido reeditada por Alianza. Y un poco entiendo por qué. En sus páginas prácticamente no ocurre nada de entidad. Además su argumento se mueve alrededor del apoyo del gobierno de EE.UU. a la contra nicaragüense; es taaaaaaaan años 80. Sin embargo también contiene elevadas dosis de una de las constantes que suelen asociarse a Leonard. Ese talento único para crear perdedores con una manera muy especial de contar su caída en desgracia.

Bandidos relata el encuentro en Nueva Orleans de cuatro personajes: un antiguo ladrón de bancos recién salido del trullo que lleva un cuarto de siglo sin echar un polvo; un antiguo policía expulsado del cuerpo por un descuido estúpido; una antigua monja testigo de las salvajadas más grandes del polvorín nicaragüense; y un antiguo ladrón de guante blanco que, tras un período a la sombra, trabaja en una funeraria. Los cuatro unidos por el afán de venganza de un antiguo general de Somoza en plena captación de fondos entre la aristocracia del GOP de Louisiana.

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