Si yo no fuese un friki de tomo y lomo, con filias fanáticas y fobias irracionales, escribiría de otra manera sobre Bautismo de fuego de Andrzej Sapkowski. Pero, por suerte o por desgracia, las aventuras de Geralt de Rivia se sitúan entre mis preferencias en el apartado filias y no hay nada que hacer.
Efectivamente, podría quejarme de que este libro tiene un punto de engañifa porque al acabar el anterior, Tiempo de odio, parecía que las cosas iban a acelerarse de una forma brutal, idea que se mantiene si uno lee la contraportada de este volumen de la saga. Así, uno esperaba que Geralt emprendiese camino hacia el sur, se encontrase con Ciri e iniciasen la lucha contra el malvado Imperio de Nilfgaard, probablemente con la ayuda de Yennefer que se les uniría en algún punto del libro. Uno podía pensar eso viendo que a la saga apenas le quedan dos tomos más y que las cosas están muy, pero que muy, enrevesadas.