En el cambiante panorama de las pequeñas editoriales dedicadas a la ciencia ficción, la fantasía y el terror, donde la supervivencia parece cuestión de cabezonería y de apretarse el cinturón hasta agujeros impensables, El Transbordador ha sido capaz de generar una dinámica ilusionante. Su búsqueda de voces genuinas, de temáticas y visiones alejadas de las recetas dominantes en el mercado, les ha llevado a hacerse un hueco en este frágil panorama y a despertar (cierta) expectación gracias a una serie de autores (Miguel Córdoba, Ekaitz Ortega, Ferrán Varela…) que ya no suenan extraños entre el lector especializado. Publicada a finales de 2017, Me tragó el igualma mantiene los rasgos marca de la casa dentro de una temática no demasiado común hoy en día: la ciencia ficción pastoral.
El narrador utilizado por Víctor Guisado Muñoz se desnuda ante el lector mientras cuenta los momentos clave de su existencia. Primero, quizás los más atractivos, su infancia en compañía de su padre, un poeta que recorre un mundo alienígena creando versos bajo encargo siguiendo un proceso bellamente elaborado. Más adelante, durante la adolescencia, su enamoramiento de una joven con la que vive una historia de amor, y consecuente desamor, que le lleva a separarse de su padre. Posteriormente su paso a una madurez marcada por la pérdida del aliento de anteriores etapas y los sacrificios exigidos para convertirse en un miembro productivo de la sociedad. Etcétera.