La pasión de los hombres cometa, de Alberto Moreno Pérez

La pasión de los hombres cometaUna de las vetas más relevantes de la ciencia ficción transhumanista especula con la adaptación del ser humano a otros medios: planetarios, caso del narrador de Homo Plus, entregado a la supervivencia en Marte; o extraplanetarios, caso de los exters de Hyperion, los colmeneros de Mundos en el abismo o aquellos seres humanos diseñados para ser naves espaciales de Historia natural. La pasión de los hombres cometa entra de lleno en esta segunda categoría. Y no sólo se centra en cómo podría ser una adaptación en un plano anatómico/fisiológico. Bosqueja cuestiones psicológicas, motivacionales, de esa nueva humanidad capaz de orbitar una estrella sin estar constreñida al interior de un casco. Tal es el paso dado por los humanos de La Orden, una sociedad secreta que dedicó sus recursos a modificar los cuerpos de todos los miembros posibles y llevarlos a un conjunto de órbitas entre los planetas interiores de nuestro sistema solar y la nube de Oort. Alberto Moreno Pérez lo relata a través de las vivencias de Oort-36. En su trayectoria de cientos de años alrededor del sol, este neohumano se ve atrapado por unos problemas de funcionamiento cuya causa se convierte en la excusa para averiguar quién es, de dónde viene y a dónde va.

La estructura de este relato largo / novela corta (su extensión debe andar por las 20000 palabras) es hábil. El argumento sigue un ¿quién lo hizo? de libro, marco para un thriller espacial donde las escalas de tiempos y distancias, enormes, se comprimen hasta destilar el máximo atractivo de las historias de venganza. Quién era Oort-36 tiene una importancia equivalente a sus acciones para encontrarse con quien está detrás de sus problemas. Así, Moreno Pérez intercala ese viaje por el sistema solar con el descubrimiento del pasado de La Orden y la persona antes de las transformaciones padecidas para adaptarse al vacío.

Sigue leyendo

Antrópica, de Alberto Moreno Pérez

AntrópicaEgo es un ser de apariencia humanoide que despierta en medio de una llanura. Nada sabe de su existencia previa ni del lugar al que ha sido arrojado pero alberga las nociones básicas para comprender la información que le llega a través de sus sentidos. Empujado por un deseo irrefrenable por avanzar en una dirección determinada, la pulsión, recorre un paisaje cuyas formas parecen reducidas a la mínima expresión. Lleno de curiosidad, descubre llamativas estructuras y criaturas cuya imagen está relacionada con la suya. Apenas le retrasan unas inoportunas pérdidas de conciencia que se repiten a intervalos regulares.

¿Quién es Ego? ¿Qué es ese espacio por el cuál se mueve? ¿Cuál es la naturaleza de los seres que salen a su paso? ¿De dónde surge esa afán-guía? La primera mitad de Antrópica alumbra este escenario de textura minimalista mediante los ojos de esta criatura. En su descripción tiene un peso especial la faceta objetiva del paisaje. Los tamaños, las distancias, las cualidades de los materiales, el tiempo entre apagados… se traducen en virtud a las unidades que domina Ego. Fundamentalmente él mismo. Mientras, sus conocimientos sobre la realidad física dan pie a algunas hipótesis cuya viabilidad comprueba por el más elemental proceso empírico. Este enfoque, coherente con la esencia del narrador y su mundo, establece las primeras barreras a superar: conectar con un personaje con un discurso desapasionado, muy apegado a sus percepciones objetivas; disfrutar de su periplo a través de un espacio tan desnudo; la ausencia de conflictos internos. Toda la tensión se fía a las novedades detrás de cada recodo y los daños que sufre o puede sufrir. Porque su cuerpo padece las consecuencias de caídas, golpes, acciones desesperadas y alguna que otra amenaza externa. Al llegar al ecuador, un suceso termina por agotar el punto de vista de Ego y abre Antrópica a dos nuevos planos. Primero uno en el cual dos personajes dialogan entre sí seguido de otro donde uno de ellos retoma la narración en primera persona. Tanto la conversación como el testimonio encadenan las revelaciones pertinentes para desentrañar el gran misterio y conducir la historia en una nueva dirección. Un camino donde esta vez lo emocional se acerca a lo, digamos, intelectual.

Sigue leyendo