El vuelo del dragón recoge cuatro novelas cortas interrelacionadas que, en su momento, tuvieron bastante repercusión en el mundo de la ciencia ficción estadounidense. Hasta el punto que las dos primeras, “La búsqueda del weyr” y “El vuelo del dragón”, ganaron, respectivamente, los premios Hugo y Nebula a la mejor novela corta de los años 68 y 69. Fueron el inicio de una serie formada por una veintena de libros, entre novelas y colecciones de cuentos, que en España comenzó a publicar Acervo a finales de la década de los 70. Roca Editorial ha recuperado el primero de ellos manteniendo la traducción original de José María Aroca que, es justo reconocerlo –como la mayoría de los libros de la época publicados en colecciones de género–, necesitaba un lavado de cara.
Pern es un planeta periódicamente invadido –más o menos cada dos siglos– por unas esporas que, si germinan, arrasan con toda la vida que exista a su alrededor. En el pasado su continente central fue devastado por estos seres mientras que en el hemisferio norte se ha evitado la tragedia gracias a los jinetes de los dragones; un grupo organizado al que rinden tributo los señores de los distintos fuertes en los que se divide el territorio y que se mantiene activo aguardando la siguiente oleada de esporas. Sin embargo la última vez que éstas debían aparecer no lo hicieron y el tiempo ha desempeñado su rol con suma eficacia: muchas costumbres que realizan han perdido su sentido inicial, casi todos los weyrs –las fortalezas de los jinetes– fueron abandonados, el número de dragones ha menguado hasta el punto que parece difícil repeler una nueva invasión y la orden y su relación con los habitantes de Pern se ha erosionado hasta el punto de ruptura.