Los días de la sombra, de Liliana Bodoc

Los días de la sombraCinco años han pasado desde la fracasada invasión de Misáianes y las Tierras Fértiles se han preparado para su regreso. Sin embargo, el hijo de la muerte, la encarnación del odio eterno, ha cocinado su segunda venida desde un recetario inesperado: además de su ejército convencional, planea una invasión sutil. En ella son vehiculares ciertas traiciones dentro de los pueblos de las Tierras Fértiles, acrecentar las diferencias entre los miembros de la coalición o efectuar una acción desmoralizante que haga parecer inevitable su triunfo. Estas vías se articulan mediante dos actores: Drimus, el doctrinador, caudillo de guerra, gran Inquisidor y vehículo del sometimiento físico y psicológico; y la madre del propio Misáianes, un avatar de la muerte que recorre el continente como un fantasma y socava el mundo mágico. Para plantarles cara ya no existe la (relativa) unanimidad de Los días del venado. Las desavenencias entre las dos familias más poderosas del pueblo del Sol, alentadas por Drimus, se acrecientan durante el viaje hasta sus dominios de Thungür, el hijo de Dulkancellin. Entre los zitzahay, la sucesión del Supremo Astrónomo también está viciada y desata nuevos problemas para Thungür cuando se enamora de una hija del Señor del Sol. Así se extiende la tela de araña que llevará a la caída del remedo de los aztecas en las Tierras Fértiles. Presagio del posible desastre para quienes se resisten a Misáianes.

Las primeras cien páginas de Los días de la sombra son frenéticas. Bodoc se desprende de gran parte de los elementos retóricos, prescinde de las pausas, los viajes se realizan en los espacios en blanco entre capítulo y capítulo… La narración goza de un impulso descomunal, sin esquilmar información. Durante estos capítulos el lector se sumerge en el reto tremebundo de no hundirse ante la nueva manera de hacer la guerra. La batalla se discierne en el campo de las ambiciones personales y la fidelidad a unos valores que pueden ser un callejón sin salida ante un enemigo sin reparos que aspira a borrar cualquier rastro de libertad, alegría…

Liliana BodocSin embargo, terminado el primer acto se aprecia la dificultad de Bodoc para mantener una escritura constante. Las descripciones ganan presencia, los interludios se hacen manifiestos, el narrador omnisciente juega más con las palabras y es menos certero… Su relato se empantana. Llega entonces un denso nudo que desencadena el ineludible clímax bélico, sensiblemente inferior al de Los días del venado. Aunque tiene su relieve que dota a Los días de la sombra de sabor propio.

Mientras que el material de los protagonistas del libro previo estaba cortado según los esquemas clásicos de héroes y villanos, y los patrones psicológicos se atenían a la categoría de arquetipos con mínimo espacio para la variación, aquí se siente una mayor diversidad y una progresión. Bodoc profundiza en su fantasía heroica americana y ahonda más en sus pueblos, en la complejidad de mantener la identidad cuando el invasor acecha, en la faceta mágica del mundo. El reparto es más coral, con particular interés en los capítulos protagonizados por diversos brujos/magos o esa personificación de la parca que se sale de los raíles marcados. O en conocer un poco a Misáianes y sus súbditos sideresios. Además hace de Thungür un héroe falible, con una dimensión humana reconfortante. De aquí surge la promesa para Los días del fuego, el tercer y último volumen de la trilogía: llevar la pelea al terreno del invasor y poner el foco en una presumible derrota que germine  de su viciada manera de contemplar la vida. Les emplazo al año que viene para poder leer mis impresiones.

Los días de la sombra – La saga de los confines II (Círculo de Lectores, 2009)
Edición original año 2002
Tapa dura. 349 pp. €
Ficha en la web de la Tercera Fundación

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