Gigamesh está recuperando buena parte de su catálogo en Omniun. Un formato con una relación calidad-precio intachable que ha sepultado el recuerdo de sus primeros libros de bolsillo, aquellos volúmenes ilegibles con letra minúscula. Una de las iniciativas más destacables dentro de la colección es la reedición de los libros de Lankhmar con las cabeceras originales, tal y como fueron publicados por primera vez en la colección Fantasy de Martínez Roca. No resulta tan económica como los dos tomos donde ya habían reunido los siete libros, pero puede ser más apetecible para quien no desee embarcarse en la aventura de pagar 60 euros de una tacada. Y cuentan con el mismo valor añadido: una nueva traducción fiel al brío del texto original de Leiber.
Los libros de Lankhmar admiten dos posibles comienzos. La primera elección es la de perogrullo: Espadas y nigromantes reúne las primeras historias protagonizadas por Fafhrd y el Ratonero Gris y “Aciago encuentro en Lankhmar”; la novela corta en la cual ambos personajes unieron fuerzas y que, con un par de relatos de Howard, ejerce como la obra clave de la espada y brujería. Además, ahí está la alternativa de empezar con Las espadas de Lankhmar, el quinto volumen de la serie y, a la sazón, la única novela del ciclo. No depende de esa engorrosa continuidad que amenaza con la necesidad de recordar las desventuras anteriores de los protagonistas. Algo que, también es cierto, comparte con la inmensa mayoría de los relatos. Esa independencia se subraya desde la propia construcción de su argumento: Fafhrd y el Ratonero Gris están separados parte de su extensión en una serie de correrías ideadas para experimentar Lankhmar y las costas del Mar Interior como si todo fuera un descubrimiento.
Las espadas de Lankhmar se inicia con la inevitable presentación de Fafhrd y el Ratonero Gris en uno de sus trapicheos, antes de embarcar en una travesía por el Mar Interior. El gobernador Glipkerio contrata al dúo para custodiar un cargamento de grano, regalo de Lankhmar a las ocho ciudades para agradecer su colaboración en la guerra con los piratas mingoles. Como parte del agasajo también viajan en el barco insignia Hisvet, la hija de un comerciante, y unas singulares ratas blancas que traen de cabeza a los supersticiosos marineros, de por sí con las mosca detrás de la oreja por el destino de una flota anterior: desapareció sin dejar rastro. Durante la travesía los protagonistas se enfrentan a una extraña criatura; son cautivados por Hisvet y su dama de compañía, en una serie de escenas que ponen de manifiesto el ingenio de las mujeres y un ligero erotismo; son arrastrados a un duelo por defender el honor de ambas para, más tarde, terminar en una batalla con unos enemigos desconcertantes.
En esta secuencia de acontecimientos se empieza a disfrutar la recreación de la imaginería del pulp impulsada por esa textura única que Leiber imprimía a sus textos. Pocos autores han cultivado la fantasía y la ciencia ficción con un mayor dominio de los registros del lenguaje, siempre despierto para trufarlo con todo tipo de arcaísmos, deformaciones, epítetos sin, por ello, alterar una imperturbable cadencia de las palabras. Esta eufonía unida a los diálogos juguetones o la sensualidad de muchas descripciones se ve realzada por el trabajo de Carlos Abreu, el nuevo traductor que le da un vuelo especial en esta edición, atengo a la hora de trasladar las continuas inflexiones de Leiber.
La intensidad de las 100 primeras páginas se quebranta por un breve interludio, y la escisión de la historia en dos hilos. En el encadenamiento sale beneficiado El Ratonero, con un flamante viaje por las entrañas de Lankhmar que conduce la trama por todo lo exótico, colorista y asombroso de los relatos de espada y brujería, con sus recursos a priori extravagantes perfectamente engranados sin acercarse al ridículo. El viaje de Fafhrd goza de un tempo más vivaz que ayuda a enmascarar un peso más escaso.
En su elogio de Leiber, Abuelo Igor era un tanto amargo al recordar cómo esta serie eran un poco el flotador al que el autor de Esposa hechicera recurría para mantener cuadradas las cuentas. Cuesta no darle la razón en eso que dedicó a estas aventura un tiempo y un esfuerzo que podría haber dedicado a otras obras en la línea de Nuestra señora de las tinieblas, “Nave de sombras” o “Hagamos rodar los huesos”. Sin embargo, a falta de una editorial que apuesta por recuperar esta obra de madurez, es de justicia agradecer la posibilidad de redescubrir su inteligencia, su picardía y su versatilidad en estas historias de Lankhmar. Continúan estimulando la curiosidad y la imaginación como hace medio siglo. Y esta novela es un lugar excelente para introducirse esa inyección de genio y color.
Las espadas de Lankhmar (Gigamesh, 2020)
The Swords of Lankhmar (1968)
Traducción: Carlos Abreu Fetter
Tapa blanda. 384pp. 11 €
Ficha en la web de La tercera fundación