El fuego elemental, de Martha Wells

El fuego elemental

El fuego elemental

La fantasía es un género polivalente: tanto se ha utilizado para enriquecer o complementar algunos aspectos de ciertas novelas como para proporcionar una visión más entretenida de un viejo argumento. Esta segunda faceta es la que Martha Wells ha utilizado para presentarnos su primera novela –la segunda publicada en castellano–: El fuego elemental. La autora nos propone una mezcla uniforme entre la aventura de capa y espada al estilo Dumas y la fantasía feérica, combinando con gracia los elementos característicos de ambos subgéneros: la intriga cortesana, la envidia, traiciones y amores secretos de palacio con la magia de las hadas, de los hechiceros, de los mundos fantásticos. La misión principal de esta combinación es sólo una: el entretenimiento puro y duro

Wells se inspira en la Europa del siglo XVII, sobre todo en la Francia descrita por Dumas en obras clásicas como Los tres mosqueteros –el paradigma de la novela de aventuras– y no se esconde en ningún momento. De hecho, buena parte de los nombres propios de personajes o de los topónimos recuerdan muy directamente al idioma francés –aunque la Reina tenga el nombre de una ciudad italiana–, y también se basa en los reinos feéricos de tradición anglosajona. El hecho de que aparezcan hadas –ni que sea de cariz muy secundario– bastante conocidas como Titania y Oberón así lo evidencian. Además, su comportamiento a menudo errático, juguetón o maligno está extraído directamente de estas influencias.

La autora no se entretiene con preámbulos o introducciones al país imaginario de Ile-Rien, a sus costumbres o a su historia. Directamente mutila estas presentaciones para situarnos en medio de un intento de rescate. Y desde este momento, la acción y la aventura no se detienen: Thomas Boniface es el capitán de la Guardia de la reina, la Reina Viuda como se la nombra, que todavía sustenta el poder de Ile-Rien aunque su hijo Roland tiene ya la edad para gobernar. Nuestro protagonista tendrá que investigar asesinatos, luchar contra todo tipo de monstruos feéricos y proteger a la reina. En definitiva, se tendrá que comportar como un héroe. La llegada de Kade, la hija ilegítima del rey –muerto tiempo atrás– y un hada y las sutiles maniobras que está urgiendo Urbain Grandier, un mago repudiado de una potencia extranjera, proporcionarán los ingredientes para que se forme un caldo de cultivo preparado para estallar en cualquier momento.

Y Wells lo hace estallar a las pocas páginas de empezar la novela. Como decía, prescindiendo de más preámbulos nos abre las puertas a una batalla que prácticamente no acabará hasta su conclusión. Una lucha de pocos días donde todos los elementos que la autora deja entrever en los primeros capítulos convergen para dar lugar a una obra coherente y divertida. Una lucha a dos niveles: el externo, donde los defensores del rey y la reina se las tendrán que ver con una invasión sobrenatural, y también a nivel interno donde diversas facciones intentarán alzarse con el poder de Ile-Rien. Mosquetes contra magia arcana. Conjuros contra el poder del hierro de las espadas. Éste es el acierto de Martha Wells: ofrecernos aquella vieja historia de aventuras narrada bajo un punto de vista nuevo, el fantástico

Una historia, pues, donde se vislumbra el talento de Wells para llevar a buen ritmo la novela y para mantener el interés. Sin embargo en algunos momentos se le nota cierta precipitación al resolver algunas partes del argumento. Precipitación en el sentido de querer mantener un ritmo altísimo con una historia que no siempre es sencilla de seguir debido seguramente a la puesta en escena que realiza de un mundo del que no sabemos nada. Ni las leyes mágicas por las que se rige ni las capacidades y habilidades de las que hacen gala algunos personajes. En este punto me atrevería a decir que la autora hace un poco de trampa, pues al no conocer la esencia de la magia feérica y humana planteada en la novela no podemos poner nada en cuestión.

En todo caso, El fuego elemental se lee más que bien, los personajes sintonizan con el lector y las situaciones se resuelven correctamente. En definitiva, una vez terminada, habremos pasado unas horas de entretenimiento agradable con una lectura que apunta a las buenas maneras literarias de la autora. Ahora habría que ver si La muerte del Nigromante, la segunda novela de la autora, publicada hace año y medio por la misma editorial, continúa por este buen camino.

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