En la burbuja de publicaciones del primer lustro de los 2000 en España, era imposible seguirle el pulso no ya a la actualidad de los géneros fantásticos. Incluso dedicándose a uno de ellos con especial hincapié quedaba fuera de lo posible abarcarlo a no ser que dedicaras una cantidad de dinero prohibitivo a la compra y dispusieras de abundante tiempo. En lo que a fantasía heroica se refiere, en apenas un año se tradujeron por vez primera a Robin Hobb y Andrzej Sapkowski, aparecieron los primeros volúmenes de Juego de tronos y Celtika, Javier Negrete publicó La espada de fuego, los dos primeros volúmenes de Sombra de K. J. Parker, las historias de El clan granizo negro… Y así durante tres o cuatro años. En este contexto me siento un poco menos culpable de no haber podido acceder a Los días del venado, publicado en España por vez primera en 2005 e inicio de La saga de los confines, la trilogía de Liliana Bodoc con varias ediciones en Sudamérica desde su primera aparición en el año 2000. Te distancias de la fantasía heroica, de las trilogías… y hasta hoy.
Desde este 2022 me llaman la atención ciertas disonancias en Los días del venado. Múltiples detalles me invitan a pensar en este primer volumen como una fantasía tradicional, apegada a fórmulas más propias de la explotación de sus raíces de finales de los 70 y principios de los 80 que de ese momento de transformación del género a finales de los 90; el tiempo en el que se asentaron las bases de una refundación de la que participarían varios de los títulos que comentaba en el párrafo anterior. Es sintomática la extrema dominancia de los personajes masculinos, no ya entre las fuerzas del mal que acuden a las Tierras Fértiles para domeñarlas. Cualquier asomo de protagonismo femenino entre los héroes destinados a hacerles frente desemboca en una presencia y un rol testimoniales, cuando no empobrecedores.
La estructura de la primera mitad es el sota, caballo y rey de la fantasía heroica tolkieniana, con su llamada y pseudo viaje del héroe, su concilio entre los diferentes pueblos de las Tierras Fértiles y el enfrentamiento climático con el invasor. Incluso se puede escribir bastante sobre la cosmovisión escindida en dos bandos y caracterizada a través del enfrentamiento con las fuerzas de Misáianes, el hijo de la Muerte. Sin embargo, en esta faceta es donde empiezo a apreciar variaciones en la concepción de Bodoc. Cuando se relata la génesis de la amenaza se vislumbra una mitología que, con sus alteraciones, remite a nuestro mundo; desde la llegada de los primeros europeos al continente americano (los bóreos) al anticipo de la apisonadora impuesta por una visión única de la vida detrás de ese dios de la muerte. Así se afianza un potencial corruptor que se manifiesta con virulencia en el tramo final, aunque ya hay evidencias de él en varios momentos del viaje de los protagonista desde los confines australes hacia el norte, a la ciudad de Beleram.
En esta urbe acontece el concilio en el cuál representantes de los pueblos de las Tierras Fértiles parlamentan sobre su manera de actuar ante la llegada de las huestes de Misáianes. Mientras los diferentes portavoces toman la palabra y se establece la inevitable presentación de sus pueblos, arraiga una idea novedosa: la duda sobre las verdaderas intenciones de la otredad y la pertinencia o no de una respuesta agresiva. Este cuestionamiento es la manifestación máxima de la diatriba entre diálogo y violencia, tradición e innovación, que recorre Los días del venado de principio a fin; en lo que se refiere a la invasión y en las propias respuestas de los protagonistas a sus relaciones familiares y sociales. Después de tanta fantasía medieval con raíces europeas, la traslación de la América precolombina a su mundo realizada por Bodoc es atractiva, al igual que la construcción de un clímax cuidadoso y con alguna sorpresa que ayuda a romper lo previsible del conjunto.
También, la narración es heterogénea y junto a pasajes atmosféricos que atrapan la atención (los sucesos en el Valle de los Antepasados), hay otros en los cuales se atasca de manera incomprensible (ese extensísimo concilio que podría haberse abreviado). Aunque cuando está entonada en el uso de la palabra, Bodoc enhebra oraciones ciertamente hermosas, más basadas en la sugerencia que en la definición taxativa de los sucesos/el pensamiento. Una retórica que sabe moverse de lo lírico a lo épico sin caer en lo engorroso.
He concluido Los días del venado con ganas de leer Los días de la sombra, el siguiente volumen de La saga de los confines. Espero no hacer la paparda de ponerme con él dentro de 5 o 6 años, como me ha ocurrido con otras series de fantasía más recientes.
Los días del venado – La saga de los confines I (Círculo de Lectores, 2008)
Edición original año 2000
Tapa dura. 291 pp. €
Ficha en la web de la editorial
Hola!
Éntrale con vehemencia al 2° libro…. Y luego al tercero que yo voy por la mitad de éste último pues me encantó la trilogía!
Muchas gracias por los ánimos, Constanza. Esta misma noche me pongo con él.