Hace unos cuantos años que Elia Barceló logró salir del nicho donde nos movemos un puñado de frikis. Prueba de su llegada a un público más amplio son las numerosas ediciones de sus novelas, viejas y nuevas, donde su nombre aparece más grande que el propio título. Elia ha conseguido que la gente que acude a librerías asocie su nombre a calidad y entretenimiento y no le importe tanto el título o el argumento.
¿O quizá sí le importe? Igualmente, es habitual encontrar en las librerías sus novelas juveniles. Esa franja de edad donde la fantasía y, en menor medida, la ciencia ficción aún es vista como aceptable por los padres que buscan una cosa con páginas para sacar los ojos de sus hijos de la tablet o el teléfono. Sin embargo, las obras puramente de género orientadas a un público adulto, aquellas con las que la autora se bregó en sus inicios, apenas son recuperadas en los mencionados nichos de aficionados nostálgicos por editoriales con ambición pero no demasiados recursos. Consecuencias naturales o Sagrada han visto nuevas publicaciones en los últimos años sin más recorrido que el habitual de otros lanzamientos de ciencia ficción destinada al circuito del fandom. El mundo de Yarek es otra de estas historias que, incluso con el mencionado éxito, no ha disfrutado de una segunda juventud en forma de reedición moderna. De hecho, sería más correcto decir tercera juventud dado que a la primera edición de mediados los noventa le siguió otra una década más tarde.
Una humanidad diferente a la actual tiene como principio que allí donde haya vida inteligente, no alterar su ecosistema y dejarla seguir su curso. Lennart Yarek, nuestro protagonista, es un xenobiólogo cuya última experiencia laboral no salió nada bien. Su reconocimiento de los seres que habitaban el planeta Viento provocó la eliminación de esta especie. Aparentemente Yarek emitió un informe que podría haber sido parcial en favor de ciertas corporaciones que querían establecerse en el planeta. En esto, sin embargo, no parece que hayamos cambiado. Yarek termina con sus huesos en un planeta deshabitado a donde ha sido condenado a sobrevivir veinte años con apenas un ordenador. Durante buena parte de la historia el objetivo de Yarek, gracias a este dispositivo, no es contarnos solo cómo se sobrevive en el día a día sino en liberarse de todos los pensamientos sobre sus actuaciones previas que lo terminaron llevando a este lugar.
De recuerdos no vive el hombre y en una de sus tareas de aburrida exploración termina encontrando una especie que habita en los bosques de este planeta. Además de contarnos cómo son estos seres, sus costumbres y formas de relacionarse, resulta interesante cómo la experiencia anterior que lo llevó a este planeta lo afecta a la hora de interactuar e intentar entenderlos de manera que pueda resultar beneficioso para estas criaturas y el propio Yarek. Es como si se quisiera redimir de aquella experiencia desastrosa con estos seres.
Hay un trasfondo continuo que recuerda mucho a los relatos de exploración alienígena actuales. Elia Barceló abunda en un ecologismo claro y la defensa de una intrusión lo menos invasora posible, que se entremezclan con el estudio de las relaciones interpersonales y el trauma de la soledad por parte de Yarek. ¿Acaso estos temas han dejado de ser alguna vez el foco central de este tipo de narración?
Mi experiencia lectora recomienda El mundo de Yarek hasta cuando la historia se termina por cerrar de una manera, para mi gusto, demasiado perfecta. En este sentido tengo una sensación contradictoria. Por un lado, me gusta que añada un final redondo, ya que es cierto que la parte de Yarek explorando el planeta hubiera dejado la historia algo coja. O quizá no. Por otra, cuando estaba leyendo el desenlace pensaba si era algo realmente necesario. Siempre me queda esa duda cuando veo finales tan inesperados y con pretensión de dar una vuelta de tuerca, a veces innecesaria, casi total a todo lo anterior.
El mundo de Yarek es una novela corta que, sinceramente, bien podría haber sido escrita en nuestros tiempos y a la que el paso del tiempo apenas ha afectado. Siguiendo con lo que comentaba al inicio, quizá sea cuestión de tiempo de ver esta historia de nuevo en las librerías. Seguramente no en todas sino en las nuestras.
El mundo de Yarek, de Elia Barceló (Lengua de trapo, col. Nueva biblioteca, 2004)
Reedición de “El mundo de Yarek”, 1994
Rústica. 120 pp.
Ficha en la web de la Tercera Fundación