De la misma manera que los lectores solemos discutir sobre etiquetas y cómo clasificar ciertas historias, en el mundo del heavy metal estas disputas son, si cabe, más profundas. Para quien no esté familiarizado con ello, que no deja de ser la mayoría de la población, el heavy metal suele ser calificado como “ruido” sin más. Sin embargo, la cantidad de etiquetas que se pueden encontrar dentro de este género musical y las sutiles diferencias que en ocasiones hay entre unas y otras resultan fascinantes una vez llevas un tiempo escuchando este estilo de música.
¿Death metal melódico? ¿Black metal atmosférico? ¿Doom metal progresivo? Si las diferentes categorías de metal en sí mismo (heavy, thrash, black, death, doom, power, etc.) no fueran suficientes luego se le añade la coletilla de melódico, progresivo, sinfónico y un sinfín de adjetivos que hacen único a cada uno de ellos. Vamos, todo un lío que requiere de cierto tiempo para terminar de asimilarlas y ser capaz de diferenciarlas.
En Corpsepaint conocemos a Max, también conocido en el mundo musical bajo el alias de Strigol. Max es el cantante de Angelus Mortis, una legendaria banda de black metal cuyos primeros discos causaron un gran impacto, siendo continuamente referenciados como el sonido a seguir por cualquier banda que quiera continuar las directrices del género. Max, quien vive de estas rentas del pasado, recibe una comunicación de su discográfica para viajar a Ucrania para colaborar en la grabación del disco de otra banda, Wisdom of Silenus. Para ello Max se lleva consigo a un colega, Roland, quien viene a ser un casi recién llegado al black metal pero cuyos progresos han llamado la atención de una figura tan legendaria como Max.
La novela se puede dividir en dos partes muy diferenciadas. La primera es el viaje en sí mismo. Cómo Max y Roland salen de Chicago para terminar por llegar a su destino ucraniano. Esta primera parte ya es una declaración de intenciones de que David Peak, el autor de Corpsepaint, va a mostrar con total crudeza el lado oscuro de la cultura black metal (y otras tendencias, dicho sea de paso). Y es que en el primer capítulo, de apenas una decena de páginas, seremos testigos de cómo ambos protagonistas no dudan en recurrir a la violencia, en ocasiones gratuita, para disfrutar de su día a día. Drogas, alcohol, traiciones, conflictos con la policía y peleas son el persistente combo que acompaña el viaje de Max y Roland.
Para quien nunca haya escuchado heavy metal, el black metal puede ser todo un sufrimiento. Se trata de un estilo cuya rapidez en el ritmo y voces rasgadas son las principales características desde el punto de vista musical. Sin embargo, este género no se basa únicamente en lo artístico o musical, sino que también conviene tener en cuenta otros dos aspectos principales y claves para entender su filosofía: la estética y la ideología. En el primer caso, el corpsepaint que da título a esta novela es el maquillaje que los músicos que practican el género usan para pintarse la cara y, en ocasiones, el resto del cuerpo. Es un maquillaje blanco y negro con el que buscan conseguir un aspecto cadavérico e inhumano. Brazaletes y cinturones de cuero, con clavos o municiones (el famoso cinturón de balas) forman parte junto a colgantes, anillos y cruces invertidas de la estética del black metal.
El segundo es la ideología. En este sentido el black metal es fundamentalmente música satánica y/o anticristiana, centrándose en el paganismo y la resistencia a las religiones mayoritarias como base de sus ideales. Es aquí donde el nivel de extremismo ha dado lugar a diferentes tendencias dentro del propio black metal en las que no voy a entrar aquí porque seguramente cometería algún error fundamental y porque me llevaría varias páginas llegar al nivel de detalle requerido. Sí que diré que existen tendencias tanto nacionalsocialistas como todo lo contrario, pero en cualquier caso son ideologías muy marcadas y centradas en el rechazo al formato de vida actual. Si tenéis curiosidad echad un ojo a las a las quemas de iglesias en los años noventa y los diferentes sucesos violentos (como lo sucedido con la banda Mayhem) alrededor del género en aquellos años.
Volviendo a Corpsepaint supongo que en este punto os habréis hecho una idea del aspecto y la mentalidad de los personajes principales, Max y Roland, así como aquellos con los que se van a encontrar al llegar a Ucrania. Sin embargo, lo que nunca esperaron era que la banda con la que iban a colaborar fueran en realidad los líderes de un pequeño poblado en medio de un bosque donde decenas de personas viven de la naturaleza, completamente alejados de toda influencia capitalista. Su modo de vida es austero y, en ocasiones, celebran conciertos que congregan a una relativamente gran masa de aficionados al género. El black metal convertido en un modo de vida.
Por no entrar en detalles más profundos dado que ya estoy entrando en el terreno del spoiler, es a partir del momento de la llegada cuando todo lo anteriormente comentado cobra su sentido. Los elementos fantásticos y el culto a lo pagano mezclado con el horror cósmico casi lovecraftiano ganan protagonismo mientras nuestros protagonistas consiguen a duras penas grabar lo acordado para el disco de Wisdom of Silenus hasta llegar a un final tan crudo como el propio desarrollo de los eventos.
Aunque se sirve principalmente de los tópicos oscuros del black metal para conformar su trama, Corpsepaint es una novela que he devorado en poco más de dos días. Apenas puedo ponerle peros a una historia de mal rollo creciente que en cierto momento me recordaba a las películas de Ari Aster (Hereditary y Midsommar). Y entra, de manera explícita, en el conflicto entre Ucrania y Rusia, el nacionalismo, la lengua y la inmigración, siempre desde el punto de vista de los seguidores y practicantes de este género musical. Entre otros muchos, podéis esperar comentarios sobre el rechazo a los inmigrantes y a otras lenguas.
La edición de Dilatando Mentes es la última, según veo en su catálogo, que se sirve de estas franjas arriba y debajo de la portada para el título y autor/a de la novela, en un cambio que personalmente agradezco después de tantos volúmenes publicados siguiendo el mismo estándar. El interior sigue el patrón de la casa, con numerosas ilustraciones y dibujos que se ajustan a la obra además de un interesante prólogo de Félix García que sitúa a la perfección el contexto de la Corpsepaint.
Black metal en estado puro, cultos paganos, drogas, alcohol, peleas y mal rollo. Estos son los ingredientes fundamentales de una historia con escenas crudas y violencia que no escatima en detalles. Una novela recomendada para seguidores o interesados en el género, sobre todo su lado más terrible y oscuro. No esperéis personajes amables y buen rollo sino oscuridad y lo peor del ser humano.
Corpsepaint, de David Peak (Dilatando Mentes, col. Rara Avis, 2020)
Corpsepaint (2018)
Traducción de José Ángel de Dios García
280 pp. Rústica. 17,95 €
Ficha en la Tercera Fundación