Ha pasado más de un año desde que la popularidad de este libro, ya bastante asentada, se viera amplificada hasta lo indecible por el secuestro de su décima edición y la emisión de su adaptación al formato televisivo, en Antena 3 y en Netflix. La estúpida denuncia del exalcalde de O Grove y la absurda decisión judicial empujaron el libro a un primerísimo plano con el consiguiente efecto Streisand: adelanto del lanzamiento de la serie de televisión y una atención mediática absoluta, con múltiples premios para la producción y nuevas ediciones en papel una vez se levantó el secuestro. Y aunque como atestiguan las ediciones previas, la labor de Nacho Carretero y Libros del KO no necesitaban de este impulso, Fariña bien merecía esta proyección al gran público. Repasa con amplitud un problema enquistado en la sociedad española contemporánea mientras construye un relato muy ameno.
La primera mitad de este libro me parece portentoso. Documenta el nacimiento de la tradición contrabandista en Galicia y contextualiza su paso del estraperlo al tráfico de tabaco y otras sustancias. La extrema pobreza de las primeras décadas de la dictadura franquista, la condición de frontera con un país más rico, la necesidad de productos de primera necesidad, se convierte en el contexto ideal para la aparición de una serie de nombres que de mover chatarra y penicilina, pasaron al tabaco de batea; fardos con miles de cajetillas suministrados por las propias compañías tabaqueras en condiciones muy ventajosas que enriquecieron a una serie de personas que nutren el imaginario colectivo de quiénes guardamos recuerdos de las dos primeras décadas tras la reinstauración de la democracia.
Laureano Oubiña, “Sito” Miñanco, los Charlines son nombres recurrentes que, acompañados de sus lugartenientes, sus modus operandi, sus vínculos con la población de la ría de Arousa… articulan una explicación a un fenómeno local y casi único en la Europa occidental. La creación de unas organizaciones criminales operando fluidamente como un cártel, prácticamente olvidadas por las fuerzas del orden, plenamente imbricadas en el tejido social de la zona y sin necesidad de ejercer una violencia que pusiera el foco sobre ellas. Ya con su paso al contrabando de estupefacientes llegó un aumento de su riqueza, un estatus y una impunidad deleznables; una inyección económica para la zona y, de su mano, la ruina vital para muchos de sus habitantes. Porque este relato criminal de auge lleva aparejado el retrato de la corrupción política, policial y judicial y las consecuencias para una juventud todavía insensibilizada ante el uso de las drogas, entonces con acceso a estas sustancias en condiciones muy ventajosas, con el gramo de coca a mitad de precio que en cualquier otro lugar de España.
Con un estilo ligero y directo, Nacho Carretero depara ocasionales muestras de humor que explota sin abusar un anecdotario muy divertido. Despliega un panorama complejo, con varios personajes, acciones compartidas, otras individuales, desde una sencillez encomiable. Son varias décadas con multitud de hechos que le obligan a romper el hilo cronológico para avanzar o retroceder y tocar, en algún momento, una causa o una consecuencia que ya se ha visto desde otra esquina del ring, o se verá más adelante cuando llegue el momento de desarrollarla, una vez todos los hilos hayan confluido en ella (caso de la encrucijada que supuso el juicio de la operación Nécora). Un triunfo que, a cierta altura de su extensión, también es la debilidad de Fariña.
En su afán de reportarlo todo, una vez se pasa de la época de los grandes capos el relato se pierde en una ramificación de apresamientos, causas judiciales y personajes más “oscuros”. Narcotraficantes de perfil más bajo, sin el glamour de los Miñanco, Oubiña y compañía. En mi caso, en ese torbellino he perdido un poco el interés y apenas me he recuperado cuando Carretero interrumpe la retahíla para hacer una nueva puesta en situación y golpearte con alguna reflexión preocupante, como la pérdida de interés mediático en tratar la lucha contra el tráfico de drogas y el consiguiente relajo social y político respecto a una cuestión que no debería abandonar jamás el primer plano.
Sea como fuere, Fariña deslumbra por su exhaustivo trabajo de documentación y su perspicacia al desmenuzar un asunto que todavía corroe Galicia y, a través suyo, el resto de España y parte de Europa.
Fariña (Libros del K.O., 2015)
Rústica. 368pp. 18,9€
Ficha en la web de la editorial