La palabra japonesa Kuebiko describe la impotencia y el agotamiento físico ante episodios de violencia extendida por doquier. Este elocuente motivo explica su elección como título de una novela que sitúa en su punto de mira el drama de los refugiados. Quien valore una lectura en función de su novedad y/o capacidad de sorpresa, es probable que deba guardar distancias. Si se ha leído algún texto acerca de los horrores de la guerra en Yugoslavia, el trato a los republicanos en su exilio francés, la explotación de los inmigrantes españoles en la Alemania de los 60… es fácil hacerse una composición de lugar. Sin embargo Miguel Ángel Carmona del Barco no se limita a reescribir estos y otros capítulos negros de la historia reciente de Europa e integra ese bagaje en un conjunto de cuatro testimonios. El resultado evoca un escenario agónico donde el peso del relato se carga sobre los costes físicos y psicológicos para sus protagonistas.
La primera narración, a la postre la más extensa de Kuebiko, surge del recuerdo de cómo Ulises y parte de su familia huyen de España, destrozada por el enfrentamiento armado entre el gobierno títere de la Unión Europea y los movimientos populares opuestos a él. Pero este escenario general apenas es un bosquejo desenfocado, un panorama político sugerido mediante frases sueltas en una descripción mucho más precisa: la de un grupo humano que ha escapado de la sartén para caer en las brasas. Su tránsito por Francia entre mafias y ONGs, la histeria xenófoba de la población, la incomprensión y la falta de empatía de los inmigrantes ya asentados en el país, su conversión en mano de obra esclava al llegar a Alemania… En su dominio del relato, Carmona del Barco evita la reiteración gracias a un uso atinado de la elipsis y soslaya cualquier estancamiento. Sobre todo por su atención a las relaciones dentro del grupo, hechas pedazos por la convivencia en ese maelstrom de incertidumbre que succiona sus energías, y los fugaces recuerdos de lo que quedó atrás.
La hiel de lo padecido durante la guerra civil se macera junto a las gotas de ternura de los buenos viejos tiempos, cuando el infierno apenas era una pesadilla en las mentes de los más agoreros. Se teje una noción de fracaso personal y colectivo, de ideales perdidos, agotamiento y desesperación, que no llega a aplastar el conjunto. En un panorama tan tétrico aún queda espacio para actitudes solidarias, un poco de cariño, unas gotas de empatía. Junto a un puñado de incógnitas argumentales bien planteadas, el acicate para los más reacios a las visiones pesimistas.
Carmona del Barco destaca en el uso de la primera persona. Con el discurso de Ulises y de sus tres compañeros (su mujer, su padre, un joven) abarca toda la amplitud de la tragedia con un discurso ajustado a cada narrador. Pulcro y certero salvo en puntuales fogonazos retóricos, el momento donde los sentimientos ganan en intensidad y dejan al descubierto sus pensamientos más íntimos. Quizás los dos últimos, al prescindir un tanto de la narración y centrarse en una faceta más afectiva, se me hayan hecho más endebles. No obstante se encuentran tan adecuadamente engarzados, poseen voces tan propias, crean imágenes tan sobrecogedoras, que cualquier pero me parece baladí.
Quienes gustaran de Un minuto antes de la oscuridad, La tierra que pisamos o Mañana cruzaremos el Ganges encontrarán en Kuebiko otra muestra de cómo la mejor ciencia ficción española contemporánea se apoya en una sólida base humana para levantar sus dimensiones social y política. En esta ocasión desde otra editorial pequeña, ajena al radar del público especializado. Una marca de Caín que, espero, no suponga el olvido de esta emocionante novela alineada con el zeitgeist de nuestra Unión Europea.
Kuebiko (Editorial Pre-Textos, 2018)
Rústica. 258 pp. 20 €
Ficha en la web de la editorial