La hemorragia de Constanza, de Damián Cordones

Siempre que encaro una colección de relatos, me surge la misma pregunta: ¿voy a encontrar vínculos más allá de la necesidad de un editor o del propio autor de ver reunida una parte de su ficción breve? La búsqueda de esas líneas que unan los puntos es a la vez un pequeño placer y una potencial fuente de frustración. Por el reto a tu comprensión, por cómo te expone ante tus limitaciones o el inevitable ridículo de terminar señalando conexiones que sólo figuran en tu cabeza. Para qué negarlo, la encrucijada donde me ha dejado La hemorragia de Constanza, de Damián Cordones. Según reza el texto de cubierta trasera, la primera colección de relatos del autor de La era del espíritu baldío.

La primero de las cuatro piezas que recoge, del mismo título de la colección, merece una detenida lectura; permite observar cómo construye Cordones su narrativa breve. Parte de una semilla argumental que puede antojarse una mera anécdota: un hombre entrado en años visita a una antigua pareja postrada en una cama. Con ambos enfrentando el tramo final de sus vidas, y ella en un estado vulnerable, fantasea con la posibilidad de recuperar ese viejo amor. Las primeras páginas cuentan la llegada del hombre a la casa, el tránsito por el pasillo hasta la habitación de la enferma, sin extenderse demasiado. Cordones se sirve de esta secuencia mundana y algunos pensamientos del personaje para levantar un ambiente incómodo que, lejos de amansarse con el esperado reencuentro, no detiene su crecimiento. No sólo por el motivo más evidente: la mujer está conectada a una máquina que extrae de ella un fluido abyecto. Se aprecia el peso de la relación con su doctor, observador silente del diálogo.

Las páginas transcurren y las diversas conversaciones acumulan más aire insano. La relación bascula entre el interés romántico, la recuperación del amor perdido y las viejas emociones mientras los sentimientos más luminosos se tiñen de la miasma que rodea a la paciente. La felicidad del reencuentro desemboca en una tensión mórbida, hipnótica y, he aquí la clave, ajena a exabruptos y carnaza. Las últimas frases terminan de afilar “La hemorragia de Constanza” desde una retórica lapidaria que extienden sus efectos más allá de su última palabra. Un relato perturbador, bien cerrado y, en cierta manera, un tanto injusto con el resto al situar el listón de las expectativas en un punto complicado de igualar.

Damián Cordones“Koda el rutilante” marca las distancias respecto a este entorno cotidiano y se acerca a un escenario más próximo al cuento de fantasía. Un hombre recorre los caminos del país junto a una gallina con la que, para el asombro de los espectadores, juega al ajedrez. Esta curiosidad abre las puertas a las conversaciones con varios habitantes de un pueblo donde se reencuentra (sí) con un antiguo amor y se vislumbra la semilla de una felicidad truncada. Más que trabajar la atmósfera, en esta ocasión Cordones carga el peso sobre una sugerente sucesión de ideas sobre el azar, la interpretación de los encuentros, la finalidad de una vida… El texto se disfruta por las cuestiones planteadas, adecuadamente retratada en un marco donde cobran relieve frente a un lugar narrativo y unos personajes diluidos.

Me cuesta encontrar aspectos atrayentes en “Expectativa y prosperidad”, o cómo una pareja de recién casados se entrevista con un usurero para conseguir un dinero y abrir un negocio; una tienda de souvenirs que, supuestamente, afiance su futuro y en riesgo cuando algo insospechado acontece a lo largo de su cortejo al prestamista. Más cercano a “La hemorragia de Constanza” por su manera de crear la atmósfera, se me ha hecho mucho más liviano, rayando lo inane. Ver cómo el azar y la incertidumbre zarandean a la pareja no me han supuesto suficiente recompensa para un relato que falla a la hora de involucrar al lector en su sufrimiento. En este contexto de situaciones casuales me ha funcionado mejor “El reloj de cuco”. Una conversación entre varios personajes que, partiendo de un cartel encontrado en un hotel, charlan animadamente sobre diversos temas entre la banalidad, el humor negro y la seriedad de cualquier conversación de barra de bar.

La hemorragia de Constanza alberga un relato magnífico, excelente presentación hacia Damián Cordones en el caso de que, como servidor, fuera un desconocido. Lo otros tres relatos me parecen varios escalones por debajo, aunque dos pueden hacer una buena labor de conjunto. Deparan una variedad de aproximaciones a los temas centrales de estas historias: la naturaleza frágil de la felicidad, la fortuna como modeladora de vidas, los extraños vínculos que se forjan con el tiempo… El formato del volumen, bolsillo, en alza en varios proyectos editoriales, se presta a ofrecer este tipo de contenidos y permite un precio, 7 €, que invita a darle una oportunidad y a ser indulgentes con una corrección y una maquetación no del todo cuidadas.

La hemorragia de Constanza (Piedra Papel Libros, col. Cuentos Secuaces nº4, 2017)
Bolsillo. 166 pp. 7 €
Ficha en La web de la editorial

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