Entrar en cualquier librería británica con un poco de fondo y pasear por sus secciones es algo cercano a encontrarse en Sangri-La. No sólo por el volumen de novedades o el precio medio de los ejemplares; los autores añejos con un cierto nombre cuentan con multitud de títulos disponibles en ediciones más o menos recientes. En una reciente visita a Manchester no pude resistirme a este pequeño placer ni a hacerme con un puñado de libros de este pelo entre los que se contaba éste; una de mis múltiples asignaturas pendientes de los tiempos heroicos que en castellano sólo se pude conseguir con una apolillada traducción de los años 50.
The Kraken Wakes es otra novela apocalíptica de John Wyndham en la cual unas criaturas extraterrestres desean terminar con el mundo tal y como lo conocemos. En sus primeras páginas la pareja protagonista observa la caída de un objeto en el océano que, unas semanas más tarde, se revela como uno de los cientos de objetos llegados a la Tierra desde otro planeta siguiendo un amenazante plan en varias etapas. Así, lo que se inicia como una batalla entre humanos y alienígenas, con barcos perdidos, bombas nucleares detonadas en llanuras abisales y algunos ataques en superficie, lentamente se transforma en una ola de destrucción abrumadora con la civilización humana arrinconada, sorteando a duras penas su extinción.
Escrita poco después de El día de los trífidos, y un lustro antes de Los cucos de Midwich, resulta reveladora la comparación. En ambas los acontecimientos se mostraban desde dentro, con sus protagonistas relatando la actualidad a pie de “calle” mientras interaccionaban sin intermediarios con los actores del “cambio” en sus respectivas sociedades. En The Kraken Wakes Wyndham vuelve a utilizar la primera persona a través de un testigo que relata los sucesos, sin embargo su aproximación es diferente; los protagonistas, una pareja de periodistas, relatan algunos hechos vividos por ellos bien como testigos fortuitos, bien porque estaban presenciando acontecimientos ejerciendo su profesión. Pero muchos otros llegan a través de la prensa o de los boletines de radio. No es algo casual; en The Kraken Wakes Wyndham se aleja de las catástrofes próximas al lector inglés de la época e imprime a la amenaza un cariz global.
Esta manera de enfocar la narración acentúa aspectos apenas vistos en sus dos novelas más conocidas como la percepción del autor sobre los bloques políticos y le permite tratar de una manera más progresiva los cambios sufridos por el ciudadano de a pie. De hecho Wyndham parece recrear los primeros meses de La Segunda Guerra Mundial, con unos ejércitos nazis expandiéndose prácticamente sin oposición por Europa y el Norte de África, y un deterioro en la calidad de vida de un país bombardeado sin remisión, obligado a huir a la campiña, racionar la comida, …
Asimismo The Kraken Wakes se acerca el funcionamiento de los medios de comunicación: cómo se redactaban las noticias, su uso para controlar la opinión pública y moderar el clima social, la competencia entre emporios, la importancia de la publicidad a la hora de modular la línea editorial… Y da lugar a algunos de los momentos más divertidos como cuando se relata la misma noticia según el enfoque de los diferentes medios en los que aparece. Este humor, cuando surge, es quizás lo más disfrutable, con esa flema británica cargada de ironía incluso a la hora de contar los acontecimientos más luctuosos, Aunque hay que tener un cierto aguante porque Wyndham tenía claro para quién escribía: el hombre de clase media inglés de mediados del siglo XX. Conservador, blanco, clasista… Y no hace mucho por esconderlo.
Además toda la distancia frente a la amenaza termina desencadenando una frialdad que atempera la fuerza narrativa de la historia. Una vez se ha expuesto una revelación y la consecuente transformación del statu quo, siempre atenuadas por la ingenuidad propia de una historia de hace sesenta años, vienen un par de decenas de páginas de elucubraciones aderezadas con sucesos tan apasionantes como un viaje de la pareja protagonista hasta su casa de campo para cultivar su huerto. Todo tan civilizado y británico, como, aburrido. Sólo cuando el mundo se ha ido definitivamente a la mierda, los millones de supervivientes se hacinan en las tierras altas y el matrimonio tiene que buscarse la vida por su cuenta, The Kraken Wakes se crece hasta convertirse en un crudo relato postapocalíptico que, lamentablemente, se desvanece con la misma sorpresa con la que llega.
Así, su lectura apenas tiene un interés arqueológico y, esporádicamente, como narración de lento descenso hasta el caos. Lejos de El día de los trífidos o Los cucos de Midwich, mejor resueltos y, aventuro, más satisfactorios para el lector actual. Por cierto, tiene su gracia la imagen de cubierta que han buscado en Penguin para su reedición, más próxima a lo que uno esperaría en un libro de Somerset Maughan…
The Kraken Wakes (Penguin, 2008; publicado por vez primera en 1953)
Tapa blanda. 240 pp. £8,99
La cantidad y diversidad de libros en las librerías inglesas… y esas portadas indescriptibles 🙂