Poco a poco, la literatura del país del Sol Naciente va aumentando su presencia en nuestras librerías, y como es natural, lo hace con fortuna dispar. Si obviamos la moda del adulterado «fenómeno geisha» –al que mal que nos pese hay que agradecerle gran parte de este repentino interés por la cultura oriental–, el balance de calidad se decanta hacia el lado positivo. Uno de los ejemplos de esta bienvenida fiebre amarilla es la reivindicación de Banana Yoshimoto, de quien Tusquets ya nos había anticipado algunas de sus principales obras. Se trata sin duda de una de las puntas de lanza de la nueva literatura japonesa encabezada por Haruki Murakami, escritor con quien se la llegó a comparar por el carácter pop de su primer gran éxito, Kitchen. En su siguiente libro, este Sueño profundo que ha tardado más de 15 años en llegar a España, Yoshimoto cambia el rumbo y demuestra que la variedad de registros también se cuenta entre sus posibilidades.
Tres jóvenes que atraviesan un periodo difícil de su vida son las protagonistas de este bellísimo volumen de la escritora japonesa Banana Yoshimoto. «Sueño profundo», «Los viajeros de la noche» y «Una experiencia», los tres relatos que componen el libro, exploran a través de esas jóvenes los mundos que se abren cuando todo parece desmoronarse y sólo queda el vacío, mundos poblados por sombras que de pronto se hacen presentes en la vida de cada día.
Si Terako, la protagonista de «Sueño profundo», enamorada de un hombre que no puede comprometerse, debe enfrentarse sin su amiga Shiori a una soledad desconocida que la sume en la inmovilidad, Shibami, la narradora de «Los viajeros de la noche», vive en propia piel el extraño dolor que la muerte de su hermano Yoshihiro produce en las dos mujeres que lo quisieron. Por último, en «Una experiencia», Fumi-chan acude cada noche a la somnolencia que le produce la bebida, para quedar aterrada al oír, antes de dormirse, una extraña melodía que, al final, será la que le ayude a salir adelante.
Si tuviera que resumir en una sola imagen la impresión que me ha causado la escritura de Banana Yoshimoto en los tres cuentos que componen el libro, ésta sería la de una nevada cuyos copos caen en silencio, blanda y plácidamente, sobre un campo de flores negras. Es raro encontrar un estilo con esa apariencia de sencillez e inocencia y, sin embargo, tan pleno de matices y ensoñaciones. Hay una tristeza consustancial a ese estado somnoliento que aqueja a los personajes de los tres relatos, un hálito tenue que atraviesa las páginas y se incrusta en el estado de ánimo del lector. La muerte, la carencia de sentido vital, la ausencia del ser querido y la depresión extienden sus dedos hacia los protagonistas y los sumen en un sopor que debe más al plano existencial que al material. Sin embargo, Yoshimoto los describe de una forma casi etérea, dotándolos de una mirada limpia que deriva entre la inocencia y la ignorancia. Toda la atención de la escritora se centra en ellos, no en su entorno. La descripción interior se impone sobre los escasos detalles del exterior, de las casas, de los paisajes.
Las tres historias se prestan a una interpretación continua de sus numerosos matices. Las protagonistas viven como algo natural su condición, que puede considerarse como sumisa, de persona complementaria más que singular. Son mujeres que se han dejado ir, mantenidas o que aspiran a ello, que ven su relación sentimental desde un punto de vista pasivo, tal vez por la cultura a la que pertenecen, tal vez por el mal que les acucia. Aunque a su conclusión todos los relatos pueden llegar a humedecer los ojos del lector sensible, quizás sea “La noche y los viajeros de la noche” el que mayor carga emocional posee. Tanto “Sueño profundo” como “La experiencia” cuentan con un elemento sobrenatural que oscurece el argumento y enriquece su atmósfera, y que las convierte, a la manera oriental, en extraordinarios cuentos de fantasmas.
Quien se acerque a Sueño profundo se encontrará con tres maravillosas piezas cortas repletas de sensibilidad y misterio, dos de las cuales se cuentan sin duda entre los mejores relatos de literatura fantástica publicados en todo el 2006. Es éste un libro que ningún aficionado a ese género debería perderse.
Nota: Esta reseña fue publicada originalmente en Literatura en los talones