La aldea de F., de Las Microlocas

La aldea de F.Como cuenta Clara Obligado en el prólogo, la idea de La aldea de F. surgió del relato de Juan José Arreola “El guardagujas”; concretamente de un fragmento que narra el naufragio de un tren en un desierto tras el cual los pasajeros crean una comunidad alrededor de los restos. Un acontecimiento de una formidable carga alegórica se convierte en el punto de partida de un universo cincelado mediante un centenar y medio de relatos de entre tres líneas y página y media. Microficciones articuladas alrededor de cuatro núcleos temáticos (la aldea, la muerte, el amor, la infancia) que Eva Díaz Riobello, Isabel González González, Teresa Serván e Isabel Wagemann, Las Microlocas, abordan desde una miríada de ángulos.

En mi desconocimiento de la ficción efímera, La aldea de F. me ha ofrecido una perspectiva que no había probado hasta el momento: un lugar narrativo compartido con un enorme potencial; sus personajes, sus criaturas, sus situaciones… modelan un cosmos exuberante, maravilloso, heterogéneo según la visión y estilo de cada autora. Hay belleza en ese universo parcialmente abigarrado que van componiendo las historias a medida que cada microloca se acerca a temas similares desde sus diferentes formas de componer la literatura, o recogen elementos de historias precedentes para recrearlos según sus particulares códigos creativos.

No obstante en esa gran idea para articular las ficciones está también el punto débil de La aldea de F. A veces me he quedado con la sensación de que bastantes microhistorias están un tanto alejadas de la idea madre; suenan demasiado a escritos previos encajados entre el resto de piezas para darle volumen al libro. Entiendo que en un espacio tan limitado resulta complicado conectar todas las historias; no se puede estar aludiendo continuamente a La aldea de F., La aldea de F., al maquinista, las sirenas, La aldea de F., los zopilotes, el acerico, el circo… Pero quizás se podría haber trabajado un poco más, haber conectado mejor las historias o minimizado este contenido ajeno.

Particularmente me he deleitado con la inteligencia de Isabel González González; provocadora, moviéndose continuamente en la frontera entre lo cotidiano, lo violento, lo cruel, con una prosa tersa de una formidable economía. Y dado que no soy muy dado a consumir microliteratura, y mi confesa predilección por las historias más centradas en la narración que en la descripción, he disfrutado enormemente con las propuestas de Eva Díaz Riobello, siempre dispuesta a contar historias de amores insatisfechos, pasiones imposibles, criaturas que acechan desde las sombras o mitos/historias populares debidamente deformados siguiendo los designios de una imaginación traviesa, cuando no perversa. Especialmente me gustaría destacar las contadas veces en las que encadena historias, tal y como ocurre entre “El olvido”, “La rival” y “Rescate”. Narraciones que se realimentan y multiplican su poder evocador.

La aldea de F. es un libro lleno de sabores, variado y repleto de propuestas, ahora mismo al alcance de cualquiera. Aunque originalmente fue editado en México, hay disponible una edición electrónica por menos de 2 euros. Aquí en Santander se comen pinchos bastante más caros y menos suculentos.

La aldea de F. (Ediciones de punto de partida, Universidad Nacional Autónoma de México, 2011)
Rústica. 200 pp.
Ficha en la web de la editorial

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