La novela que he escogido para este «Clásico o polvoriento» podría llevarnos a pensar, si nos dejamos guiar por la sinopsis, que estamos ante una historia realista con poca o ninguna concesión al género fantástico. Además está escrita por una autora cuyas obras más celebradas, y por lo que seguramente se le concedió el premio Nobel, son realistas. Su novela más conocida, El cuaderno dorado, de contenido autobiográfico, es una buena prueba de ello. Por todos estos motivos más el hecho de que se haya publicado en una colección no de género tengo la impresión de que El quinto hijo (1988) ha podido pasar desapercibida a gran parte de los aficionados a la ciencia ficción. Espero que esta reseña sirva para rescatar del polvo esta poco conocida novela y despertar la curiosidad de los aficionados al género.
Desde mi punto de vista se trata claramente de una narración de ciencia ficción. Puede que Lessing parta de una idea con un mínimo de especulación científica y que el relato se ciña a la realidad como un misil a su trayectoria pero, así y todo, por la manera en que aborda la cuestión y las reflexiones que suscita en el personaje principal pienso que estamos ante un relato de ciencia ficción. En esa verosimilitud, en ese naturalismo descarnado con el que está narrado, que nos hace pensar que algo así podría suceder reside por otra parte la enorme fuerza de la novela con la que logra que el lector se sienta atañido, aún más aquellos que tienen hijos o han pensado en tenerlos alguna vez. Ese miedo a que algo pueda torcerse durante la gestación, a que el niño no sea normal es inherente al ser humano, y con eso juega Lessing también, pero no es su intención escribir una novela terrorífica aunque en algunos momentos lo que cuente pueda provocar escalofríos. Ese quinto hijo de la novela que no parece del todo humano sirve para que nos planteemos cuestiones tan de actualidad como son la otredad (horrible palabra por cierto) o la maternidad. Se trata de una ciencia ficción concisa, sobria e introspectiva que me complace especialmente y que cuenta con ejemplos notables aunque no muy abundantes como pueden ser Flores para Algernon, de Daniel Keyes o Nunca me abandones, de Kazuo Ishiguro.
En cualquier caso no fue ésta la primera ni la última incursión de Lessing en el género de ciencia ficción, años antes había escrito Memorias de una superviviente (1974), Shikasta(1979) y Los matrimonios entre las zonas tres, cuatro y cinco (1980), estas dos últimas no demasiado apreciadas por los aficionados al género. También escribió Instrucciones para un descenso al infierno (1971), una novela muy recomendada por David Pringle y que yo, sólo a duras penas y movido por una absurda cabezonería, logré terminar que no entender.
El quinto hijo comienza de una manera bastante anodina. Harriet y David dos jóvenes ingleses con ideas anticuadas se prendan el uno del otro al primer vistazo. Aquí se nota que Lessing tiene prisa por avanzar por lo que no da demasiados detalles de ese flechazo repentino de telenovela. Pronto empiezan a tener hijos, desean tener todos los que puedan, lo que sorprende a sus familiares. La historia transcurre en los años sesenta, España estaba aún en plena explosión demográfica, pero estamos hablando del Reino Unido donde tener más de dos hijos no era tan habitual. Pese a las reticencias de padres y hermanos compran una enorme casa para dar cabida a la futura prole. Necesitarán de la ayuda económica del padre de David, un próspero hombre de negocios, y del apoyo de la madre de Harriet para ocuparse del cuidado de los niños. Nace el primero, el segundo, el tercero y la casa acaba por convertirse en el punto de reunión de todos, en el paradigma del hogar feliz. Pese a las reservas iniciales de todos, padres hermanos y primos quieren formar parte de esa familia bendecida por los dioses. Acuden en verano, en Navidad, en semana santa, las fiestas se prolongan más de lo esperado y eso pesar de lo diferentes que son unos y otros.
Todo cambia de manera drástica con la llegada de Ben, el quinto hijo. Concebido antes de lo esperado, desde el principio Harriet sabe que no se trata de un embarazo como los demás.
Volvió al médico porque no podía dormir ni descansar debido a la energía del bebé, que parecía que se propusiera abrirse paso a través del vientre materno.
Luego cuando por fin tras un parto muy doloroso viene al mundo:
No era un bebé guapo. No parecía en absoluto un bebé. Parecía jorobado, echado allí, como encogido.
En muchas novelas de ciencia ficción aparecen alienígenas y se abordan los problemas de comunicación que pueden surgir no sólo debido al lenguaje sino también por la manera diferente que puedan tener de pensar. Eso mismo sucede en El quinto hijo, sólo que en este caso la criatura extraña no viene de otro mundo sino que nace del vientre de una mujer completamente normal. Harriet está convencida de que no es humano y David dice que no es su padre. Por injusto que pueda parecer todos hacen a Harriet responsable y la miran como si se tratara de una delincuente por haber traído al mundo lo que consideran un monstruo. Diríase que el padre no tuvo nada que ver en su concepción.
A partir de la irrupción en escena de Ben la novela ya no da tregua al lector. Harriet se desvive para que todo siga igual pero por más que se esfuerza no resulta posible mantener la felicidad que antes reinaba en la casa. Todos sus ideales, sus sueños compartidos con David se desmoronan. Sin duda alguna Ben es diferente a los demás y ni Harriet ni David saben qué hacer con él. Los médicos no ven nada anómalo. ¿Pero qué hacer con alguien que es incapaz de relacionarse con los demás incluidos sus hermanos? ¿Merece la pena sacrificar al resto de hijos por uno sólo? ¿O deberían apartarlo para que todo siga como si nada hubiera pasado como proponen algunos en la familia? Lessing aborda todos estos endemoniados dilemas morales sin decantarse por ninguna solución porque no hay ninguna buena, aunque sí nos muestra las consecuencias de decidirse por seguir un camino u otro. La sociedad puede llegar a ser desalmada cuando se siente en peligro o debe enfrentarse a algo que no comprende pero Harriet se resiste a ser como los demás. Se trata de un libro duro, sin concesiones, al tiempo que apasionante y que invita al lector a pensar. Lessing lo cuenta sin florituras, yendo al grano y sin ahorrarse reflexiones muchas veces incómodas, ahora se diría políticamente incorrectas. El libro apenas supera las ciento sesenta páginas aunque se trata de páginas muy bien aprovechadas que se pasan de manera frenética y que dejan un espeso y acre poso de desesperanza en el lector.
Ah, y para los que quieran saber más de Ben pueden seguir sus andanzas en Ben en el mundo, la continuación que Lessing escribió doce años después.
El quinto hijo (DeBolsillo, col. Contemporánea, 2013)
The Fifth Child (1988)
Traducción: Ángela Pérez
Bolsillo. 160pp.
Ficha en la web de Goodreads