La hija del predicador, de Juan Díaz Olmedo

La hija del predicadorEsta novela tiene una cosa buena por encima de cualquier otra: recupera a Juan Díaz Olmedo después de unos años fuera de circulación. Lo hace a través de un western que, cuando funciona, es sobre todo por su esperada inmersión en la fantasía oscura; cómo dota a la historia de frontera tradicional de unos brochazos imaginativos y un punto perverso. Si bien no me ha removido las entrañas de la misma manera que sus mejores historias de terror, imprime al relato de un color que me ha mantenido interesado hasta el final.

Un grupo de colonos busca un lugar donde asentarse en un escenario extremadamente árido. Nada bueno parece llevarles allí, más cuando tienen un guía como el reverendo Blackwood. Este excéntrico hombre de fe parece conducido por una pequeña araña que le susurra palabras al oído. Tras sobreponerse al hambre y la sed, y la visión continua de un paisaje yermo, se topan con un nativo que trata de disuadirles. Él sabe lo que lleva al reverendo hasta allí. Un mal cuya manifestación llegará veinte años más tarde, después de un conveniente salto temporal tras esta puesta en situación.

Cuando La hija del predicador se acerca al “simple” western funciona bien. Sin alardes, Díaz Olmedo maneja con soltura sus códigos y sabe atenerse al discurso que demanda lo que quiere contar. Un estilo lacónico donde las palabras se suceden siguiendo una métrica precisa; las oraciones cuentan acciones o describen situaciones que rara vez se acotan con más de dos detalles; los diálogos en general prescinden de los parlamentos y se mantienen apegados a la sequedad que requiere el lugar narrativo; y la secuencia de descripción, narración, conversación está adecuadamente rota con oraciones que puntean los momentos álgidos.

Juan Díaz OlmedoTodo esto alimenta el círculo virtuoso cuando la fantasía oscura gana presencia. La intriga detrás de las motivaciones del reverendo, la construcción del poblado… se desarrolla lentamente hasta explotar en su punto medio. El momento en el cual el western formal termina de saltar por los aires y deja paso a un carácter decididamente pulp, sin medias tintas. La parte de La hija del predicador que más he disfrutado y donde creo ver a Díaz Olmedo más cómodo. De nuevo, argumentalmente no hay sorpresas, pero hay un saber hacer en el flujo del relato que saca todo el partido posible a la crudeza de las acciones en un espacio donde ya no queda resquicio para lo humano. Y, sin embargo, es este carácter lo que mantiene la fe en la salvación.

Dick me libre de decir que La hija del predicador es la mejor novela de la historia publicada en abril de 2023. Sólo es una aventura trepidante, afinada con gusto para aquellos oídos deseosos de recuperar la extravagancia de las raíces pulp desde una sensibilidad del siglo XXI. Con algunas erratillas veniales que no desmerecen el excelso trabajo de edición de La Magnífica.

La hija del predicador (Editorial La Magnífica, 2023)
Bolsillo. 192pp. 14€
Ficha en la web de la editorial

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