El sanador, de Antti Tuomainen

El sanador

El sanador

No hay nada peor para el bolsillo que entrar con otros lectores en una librería. Te recomiendan libros y te recomiendan libros hasta el punto que picas. Siempre.

Aunque ya tenía material de sobra para el viaje de vuelta a EE.UU., el día antes del vuelo me dio por entrar en una con dos buenos amigos y salí de ella con esta novela negra ciertamente llamativa. Además de tener una trama dominada por varios crímenes y desnudar algunos de los estratos más podridos de nuestra “sana” sociedad occidental, tiene una nítida componente de literatura prospectiva: se desarrolla en una Helsinki a pocos años vista en la que los efectos del calentamiento global causan estragos y anticipan una crisis que promete enviar a la humanidad a una nueva edad media. Sin embargo esa faceta no llega a dominar la narración, como ocurre en la mayoría de las ocasiones, sino que se queda en un atractivo segundo plano.

Contada en primera persona, con frases concisas pero plenas de detalles, El sanador cuenta los tres días en los que la vida de su protagonista da un salto brutal después que su mujer desaparezca sin dejar ni rastro. Una periodista que investiga los crímenes cometidos por un asesino en serie, el sanador, que da muerte a los que considera responsables del cambio climático siempre después de haber acabado con sus familias delante suyo.

Tuomainen construye una trama relativamente sólida si se es indulgente con dos asuntillos: resulta demasiado cerrada en sí misma (algo difícil de explicar sin revelar giros de la trama) y acude a más deus ex machina de los debidos. Dos o tres intervenciones “divinas” destinadas a salvar la vida de su protagonista cuando está a punto de palmarla o a la hora de pegarle un empujón cuando parece que se ha quedado atascado en un callejón sin salida. También están un poco de más algunos fragmentos moralizadores introducidos sin venir demasiado a cuento, como si el autor no se fiara del deprimente escenario casi terminal que desarrolla de la primera a la última página.

Porque resulta difícil no angustiarse ante esa Helsinki tan ajena, pero tan verosímil, con frecuentes inundaciones debido a la subida de las aguas; con múltiples edificios amenazando ruina después de ser abandonados por sus habitantes; repleta de inmigrantes del sur y del este deseando encontrar su oportunidad para sobrevivir (una quimera en sus países de origen); donde las fuerzas del orden no dan abasto para controlar la violencia, los robos, las desapariciones, los asesinatos; donde la gente con más posibilidades ha huido al norte a urbanizaciones con sus propios abastecimientos y servicios de seguridad; con estas agencias privadas campando por sus respetos sin que nadie pueda hacerlas frente; con unos servicios sanitarios al borde del colapso y rapiñando hasta el último euro de sus pacientes… Sin duda, lo más destacado de El sanador.

Además Tuomainen nos sitúa ante el abismo que todos nos planteamos en algún momento de nuestras vidas: ya sea en el plano personal, con un qué hubiera pasado si en el momento X esa relación que se fue por el fregadero hubiera salido adelante. Ya en el plano general, con un qué hubiera pasado si el ser humano industrializado, en vez de seguir el camino que sigue en pos de su propia destrucción, le hubiera entrado auténtico sentido de supervivencia y, socialmente, se hubiera decantado por la responsabilidad y la autopreservación antes que por la codicia y el exceso. No tanto por cómo se plantean estos temas como por las respuestas que se dan.

El sanador queda tan lejos de ser una gran novela negra como de ser una gran novela prospectiva. Pero se defiende bien en ambos terrenos. Ahora mismo no se me ocurre mejor piropo.

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