Un primer consejo para quien desee leer Infiltrado: olvide que ha ganado el premio Hugo 2006 a la mejor novela corta porque se verá condicionado a la hora de abordarla. Más que una obra de ciencia ficción nos encontramos ante una novela corta de serie negra de corte clásico.
Por un lado cuenta como protagonista con ese detective perdedor curtido en mil batallas, que vive con lo justo y cuya voz en primera persona nos narra las pesquisas que realiza, disfrazado por Connie Willis de periodista de una revista de segunda, “El ojo cínico”, especializada en desenmascarar los fraudes y engaños cometidos por santeros, pitonisas, mediums,… Por otro lado tenemos a la “femme fatal”, esa mujer atractiva y enigmática que trae de cabeza al protagonista, que le presenta el caso y lo embauca para que se ocupe de él. Sólo que aquí, en vez de usar a la típica cliente que contrata los servicios del protagonista, la “camufla” de joven rica ex-actriz de Hollywood que, aburrida de la farándula, quiere dar sentido a su vida trabajando como ayudante del periodista para desenmascarar a todo farsante místico que se ponga por delante.
¡Ah! Nos falta lo más importante para tener todos los ingredientes de una novela policíaca clásica: el “caso” que pondrá a prueba a nuestro protagonista y que le hará dudar de qué lado está su misteriosa y atractiva ayudante. En esta ocasión no hay un halcón maltes robado ni un asesinato, sino la misión de destapar a Ariaura, una médium que dice que el dios Isus se reencarna a través suyo para aconsejar a los mortales sobre cómo alcanzar la felicidad. Pero ocurre que en las últimas sesiones multitudinarias, cuando está supuestamente poseída por Isus, sufre una interferencia y, por unos instantes, le posee el espíritu de H. L. Mencken, que tilda de idiotas a los feligreses de Ariaura por creer a esta farsante. ¿Quién es/era H. L. Mencken? Un escritor y periodista azote de todos los adivinos, mediums, sanadores, y todo aquel que se lucra por medio de las creencias de la gente en lo sobrenatural. Para entendernos, la antítesis de Iker Jiménez. Y aquí nuestro aguerrido protagonista debe dilucidar si Ariaura es una farsante que se hace la víctima diciendo que el espíritu de H. L. Mencken la posee para fastidiarle el negocio, o en realidad es una médium de tomo y lomo.
En este punto me remito al consejo que he dado al comienzo para que el escaso interés que despierta Infiltrado no se pierda, ya que dilucidar si Ariaura miente o no es el único aliciente para acabar de leer una narración que repite todos los clichés de las novelas policíacas y los desarrolla con torpeza. Además los personajes no resultan creíbles y son meras caricaturas de los estereotipos de personajes de novela policíaca, la trama avanza a saltos y la autora no termina de rematar la novela, dejando un final abierto fruto más de un desenlace apresurado que sugerir al lector a tomar partido en la posible resolución del caso.
Infiltrado es una novela corta, más cercana en extensión al cuento que a la novela, sólo apta para incondicionales de Connie Willis. Si acaso no ha leído nada o poco de esta autora, mi último consejo: coja el dinero con el que se iba a comprar esta novela corta publicada como si fuese una novela y compre sus dos obras maestras: Oveja Mansa y El libro del día del juicio final que acaban de reeditarse en bolsillo. Aún le sobrarán un par de euros para tomarse un café. Por mi parte voy a intentar olvidar que le han dado un Hugo.